domingo, 11 de enero de 2015

20 sexo en todas partes.

A la Chama le aterra ir a mi casa, su padre está a veces en una zona cerca de donde vivo. Es un señor muy mayor que conoce a todo el mundo en el pueblo porque fue político pero perdió, ya que defendiendo la honestidad y el socialismo no como una demagogia sino como un ideal para servir al pueblo. Fue traicionado por el Psuv ya que no les conviene un socialista de verdad, de los que no se venden. Entonces el viejo se la pasa ahora trabajando para la alcaldía y tiene mucho tiempo libre. La Chama es paranoica, el encierro la tiene así. Cuando va a mi casa se disfraza de hombre, usas gorra, gafas oscuras, chaleco con capucha para que no se vea su cabello y se dibuja bigotes. Todo este disfraz se lo coloca en quince minutos, que es el tiempo que hay desde el bus que tomamos en la escuela hasta mi casa. Vamos a mi casa una vez al mes, y eso me destruye porque me dan muchas ganas de hacer el amor, a toda hora, mi pacto con Dios me prohíbe hasta masturbarme pensando en otras. Entonces las ganas que no se drenan me destruyen.

Antes cometía el error de pedirle que fuese más, y ésto causaba problemas, doscordia, odio entre nosotros. Yo me deprimía y lloraba ¿El miedo será más fuerte que su amor? Pero con el tiempo descubrí que cuando quieres que una mujer se acueste contigo, aunque sea tu novia, no debes decírselo. Lo que hay que hacer es besarla, seducirla, como si fuese una mujer a la que te quieres follar una noche y no verla nunca más. El erotismo en las mujeres es diferente que en hombres, el de ellas está adentro, en laberintos y buscarlo es fascinante. Si los hombres supiesen lo fascinante que es enamorar todos los días a la misma mujer jamás serían infieles.

La mejor forma de entrar al laberinto de placer de la mujer es haciéndole reír, dejar que hable y que se queje, y no atreverse a sugerir soluciones a sus problemas. Ellas spn diferentes, ellas no quieren solucionar las cosas ellas sólo quieren dejar salir sus emociones. Las mujeres son seres mágicos que resuelven los problemas con intuición y por eso una casa no es casa sin una mujer. El que crea que las mujeres están en casa para hacer oficios es un idiota, ellas están ahí para darle magia a todo. Por último, hay que besarla cuando menos lo espere, y si puedes dejarla con las ganas es mucho mejor. No pidas sexo, ofrece sexo: hazte desear.

Gracias a estas técnicas que desarrollé con la Chama, ella quiere siempre follar conmigo. Y pensar que era frigida cuando la conocí: Dios lo puede todo cuando se trata de hacer el bien. Pero aún sigue aterrada de ir a casa, yo le digo que con Dios no hay que temer, el miedo es el enemigo del amor, y Dios es amor. Debemos aprender a caminar sobre las aguas como Pirulino. Pero es inútil, la Chama no sede y como noto que empieza a perder el deseo sexual,  me detengo y recurro a otra estrategia: no invitarla a casa, y dejar que sufra y se escurra por mí. Pensaba en primera instancia que ésto haría que fuese a casa, pero no, resulta que hacemos el amor en todos lados menos en casa: en autobuses, salones de clases vacíos, en el cine, en el coche de algún amigo cuando salimos en grupo y pedimos las llaves para buscar "algo que se nos quedó". Y nadie sospecha nada nunca, porque parecemos dos inocentes, y en el fondo lo somos, porque el que crea que el sexo es inmoral definitivamente nomse ha dado cuenta de que la castidad es la mayor aberración sexual que existe porque te hace temerle al amor y odiar a los que se aman.

En una ocasión me hizo sexo oral en un autobús sin puerta trasera que iba casi vacío, fue de espontáneo. Me dijo al oído que me bajara la cremallera y lo mamó como los dioses le acabé en toda la cara y fue una corrida descomunal. Estaba toda empapada y ya tenía que bajarse en su parada, así  que se limpió de mi espalda en cuestión de segundos y yo puse mi mochila para que no se viese nada sospechoso. Cuando se hubo bajado del bus empezó a maquillarse antes de ir a casa. Ella justo bajando y un compañero de clases subiendo, el dijo acabado de ver a... ¡Oh, muergano dime que estabas haciendo, muchachón! Y yo le dije la verdad: que ojalá viniesemos de follar, pero venimos de comprar unos útiles que ella necesita para un trabajo y como sus padres no nos dejan estar juntos entonces yo me conformo con compartir con ella cada pequeño instante que pueda. Nuestro compañero se conmovió mucho y dijo con una sonrisa algo llorona: ¡Oh muchachón, eres el novio que esa Chama se merece! Sonreí con la sonrisa esa que tengo después de eyacular, llena de estupidez y cariño, adornada por unos ojos rojizos como si estuviese drogado.

Cuando bajé del bus caminé hacía casa, bajo un inclemente sol, y pensaba que la vida era hermosa y que todas las personas eran seres bellos que escondían una bondad profunda detrás de su miserable existencia. Cuando llegué a casa me desmayé en la cama, o ensayé la muerte, o morí por un ratito, o dormí... si es que en días como este  existe alguna diferencia.

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