domingo, 11 de enero de 2015

30 chiqui en acción

Empecé en la carrera de psicología en enero del siguiente año (el curso/estafa de introducción fue a finales del año anterior) Chiqui y yo retomamos contacto por accidente, nos escribimos, y tardamos un rato en reconocernos. En ese entonces yo empezaba a ser poeta. Mi camino a la poesía empezó cuando supe que hay demonios que ni Dios ni la autoayuda pueden sanar, el arte existe no a pesar de que exista el sufrimiento, sino precisamente porque la vida nos abarca tanto que hacemos arte para que no nos arrastre la realidad a sus océanos de miseria. Cuando me di cuenta que escribir se me daba bien empecé a coquetear con cuanta chica apareciera en el camino, mi sueño, era enamorar a alguien haciéndole poemas. En navidad fui a casa de mis primas, y vi a una chica que había visto dos años atrás y con la que habia bailado, sus ojos de gatos son inolvidables. Le escribí poemas, me lee aparecía en todos lados, hice lo que hacen los mejores poetas: cruzar la calle sin ver para los lados porque creyeron escuchar un silencio en la otra acera. Esa chica me dejó por un chico que tenía coche (era del papa) y me desaparecí de su vida sin decir adiós, y ella se olvidó de mi como si jamás hubiese pasado por su vida, lo cual creo que es cierto. Eso fue en vísperas de mi cuarta navidad sin la Chama, es decir, con ella pero sin ella, como siempre.

Chiqui llegó a mi vida, a mí me gustaba mucho la Flaca pero Chiqui me aparecía en todos lados, pensaba que estaba loca o sólo er idiota, pero, me llenó de una ternura diferente a cualquier otra. Intentaba conquistarme siendo sensual, yo le decía que tenía novia y ella que no le importaba eso. Solía pedirme que apareciera temprano para vernos (ella salia de diez a once de la mañana y yo entraba a la una de la tarde, en esos ratos nos veíamos) ella lo daba todo por mí, me entregaba su vida como si fuese el mejor hombre del mundo, y eso me asustaba y me gustaba, tenerla ahí como quien tiene un tesoro muy preciado en sus manos, y lo mejor, un tesoro no merecido sino encontrado por casualidades. Chiqui tenía problemas alimenticios, nunca comía. En las universidad públicas la mayoría son hijos de ricos, es decir, su vida es tan fácil que se inventan enfermedades para complicárselas, y Chiqui no era la excepción.

Nuestro primer beso fue hermoso, Chiqui mordía una paleta de caramelo y simulaba que era un pene, eso me dio risa y ella se enojo mucho. Cuando se enojaba parecía una bebé, su tono de voz era precioso cuando reprochaba. Solía decirme cosas como: imbécil, idiota y estúpido, pero cuando lo decía era como si me estuviese diciendo que tanto le gusto y que tqn especial soy. Yo estaba muy nervioso y me sonrojé al darme cuenta de todo lo ocurrido y por los pensamientos que me invadían. Ella me preguntó de cerca que si no me daba cuenta de que ella se moría por mis labios. Creo que fue la primera vez que una mujer me hizo latir el corazón así, sin siquiera tocarme. Nos besamos, como se besan los amantes que se andaban buscando toda la vida y por fin se encuentran.

Ese mismo día fui a despedirla, estaba nervioso porque hay personas de la universidad que conocen a la Chama, y ni yo mismo terminaba de entender como esta intrusa se adueñaba de mi alma con ese cuerpito delgado, esos rizos rubios y esos senos de mármol. Ella quería besarme (¿Será que todo ésto es para darle celos a alguien?) Me pregunté suspicaz, tal vez intentando de recobrar el control sobre mí que aquel beso me había quitado. Por suerte no la besé, vi entrando al colegio a una chica que había estudiado conmigo y la Chama, es hermosa, un amigo mío esta muy enamorado de ella. Tiene años siendo su amante, una vez nos acostamos juntos, ella se ha acostado con más hombres de los que nadie sabe. Es la puta más discreta que he conocido. No quiero decirles cuántos se han enamorado de ella sólo porque la ven linda e "ideal para una relación estable", pero bueno, el punto es que conoce a la Chama y eso me asustó. Entre al salón de clases y Chiqui me llamó y me dijo que tenía algo urgente que decirme, bajé asustado y cuando aparecí estaba con unos bigotes de gato dibujados con marcador y me dijo que hiymera San Valentín y que si le podía regalar una rosa de papel. Fue muy tierno, reprobé un examen pero a la larga valió la pena.

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