viernes, 29 de mayo de 2015

El evangelio según Victor Hugo.

En el comienzo, los primeros seres humanos nacieron de un orgasmo. Desde entonces, todas las personas que se aman, se entregan a la muerte del amor; para poder juntos, juntitos, en un ratito de muerte, experimentar el milagro de todas las vidas. Es decir, no hay muerte capaz de vencer al amor, porque cuando nos amamos, aunque sea un segundo, uno chiquitito, toditos nosotros: somos todos los seres que han muerto. Pero en especial: todos los que han vivido, los que han amado, y los que van a venir al mundo para amarse y morirse de vida.
















































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