sábado, 30 de mayo de 2015

Tú y el otro.

Te vi como nadie pudo verte,
Es decir, te vi como ese reflejo de la luna,
Que me eriza la noche:
Tan normal para todos, tan poema para mí.
Pero tú con otro, y otro, y otro.
Te vi como un sueño, con los ojitos cerrados;
Te vi como tal vez, nadie, ni tú, alguna vez te viste.
Pero tú con él, con él y también con él.
Te vi desnuda, y también sin ropa.
Te vi con odio, con amor, y con esa trágica
Y hermosa esperanza que excita mucho
Más que la señorita suerte.
Pero tú, con aquel, aquel, y aquel.
Te vi libre y a la vez mía,
Me vi tuyo, o tal vez no tuyo;
Pero, definitivamente, me vi en tus brazos
Como nunca antes estuve en los brazos
De cualquiera que me proclamara suyo.
Pero tú con ese, ese, y también ese.
Te vi cuando partí, te vi extrañándome,
Pidiendo que no me marche,
Te vi llorar como lloran quienes jamás extrañan.
Con una facilidad molesta.
Te vi en mi llanto, mi llanto de nostalgias,
Mi llanto seco, mi llanto que huye,
Mi llanto que mata y destruye.
Te vi hasta en las lágrimas que no derramé.
Pero tú con él, con aquel, con ese, y con otro.

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