domingo, 21 de junio de 2015

Galeria de musas: Carta a la señorita Raga

¿Por qué me dueles tanto? ¿Por qué siento que si lo descubres, inmediatamente, para ti, valdré menos de lo que valdré si lo callo? Oh, señorita Raga, si tan sólo supieras cuánto te quiero. Estos días han sido pocos pero han sido tan largos; descubro cada noche al ponerse el sol: que ya es de noche y que es verano y que no hice más que pensar en ti.
Estos días he hecho de todo y a la vez nada, porque nada lo hice por amor, porque el amor eres tú y si hago algo y no es contigo, es hacer algo sin amor; y tú lo sabes muy bien aunque me vengas con tus cuentos del amor propio, que tienen más de aborto que de vida.
Estos días estuve haciendo el amor con una mujer muchísimo más dulce que tú, que lo hacía muchísimo mejor que tú, y otras comparaciones molestas que borraré antes de enviarte esta carta pero que es necesario que escriba para que comprendas, señorita Raga, que esa mujer a pesar de ser abismalmente más de todo lo que tú no eres, no es tú. Sin quererlo, he descartado eso de que un mejor sexo o una persona que te quiere más, tiene que ver algo con el amor; pero no, el amor no es eso, ¡Ya te lo he dicho, coño, el amor eres tú!
El otro día estaba con la otra, la de antes que tú, la musa a la que no le escribo nada porque ella no me vive rompiendo el alma, como tú. Ya sé que sabes que no creo en el alma, pero es que esto me duele mucho más allá del cuerpo, señorita Raga, tuve que invertarme un alma para poder comprender cuánto me dueles.
¿Recuerdas cuando se conocieron? Ella tenía muchísimas ganas de saber quién me llenaba de tanto dolor y poesía, y le basto sólo un instante para reconocer que tú y yo habíamos nacidos para querernos pero no para estar juntos. Los tres hablabamos por horas ¿Recuerdas ese juego en donde cada uno debía leer un poema y quitarse la ropa, y luego los tres terminamos haciendo el amor sobre Neruda y Nicanor Parra? Eso era tan perfecto, eso era tan ella y yo, contigo, pero no era un nosotros; porque tu pertenecías a otro mundo y te escapabas a éste, pero éste era el nuestro, y tú te ibas, huyendo todo el tiempo, huyendo porque estás rota y pareces gatito que cree que va a dejar atrás su cola.
A ella no le gustaban las mujeres, le gustabas tú; porque yo te había hecho tan musa, me había metido tan en tus demonios; que tu pereza y tu desorden, y tus defectos que disfrazas de virtudes y yo convertía en poesía; sí, todo eso; usted, señorita Raga, sabe mejor que nadie que las cosas no son como son sino como yo las escribo.
Luego usted nos contaba que se iba y se perdía en la noche, y en quienes le tienen miedo. Terminaba haciendo el amor con cualquiera cuando estuviese lo suficientemente borracha; contabas tus aventuras como si fuera algo único, un método de disfrutar la vida porque es una sola. Pero a ella y a mí no nos hacía falta mirarnos para saber que ambos pensabamos que todo lo que usted decía era muy estúpido. Reflexionabamos cada uno en su tercio de la soledad y mientras más intentábamos buscar razones, descubríamos que en sus encuentros no había erotismo ni personas interesantes. Fue en aquel entonces cuando comprendimos que usted no era de los nuestros, y que para que nos siguiera pareciendo maravillosa era preciso que no intentaramos explicarla.
Sin usted hacíamos el amor cada noche, pensando luego de cada orgasmo en usted y respondiendo el uno al otro, preguntas formuladas en ese silencio. Nos leíamos los pensamientos, no porque fuesemos predecibles sino porque aparte del sexo no había nada mejor que pensar en ti.
Pero afortunadamente el dolor es egoísta, y ella lloraba por cosas que no recuerdo bien porque estaba demasiado ocupado aprovechando esas lágrimas para llorar con ella, pero pensando en ti. Mis lágrimas se abrían sobre las suyas que entibiaban mi cuerpo, y a través de esas puertas del sentimiento que se abren por los ojos, mi mente no hacía más que verte a ti, tan del otro lado. Yo no era más que Alx Rose y a veces Slash, y tú estabas allá en el público pensando que yo era lo máximo; y haciendo morirse de celos a algún bobo que me odiaba sólo porque tú jamás conseguirás amarlo como me quieres a mí; y ese tonto no logrará comprender, porque no soy yo, sólo anhela serlo -no porque quiere sino porque no puede- que es él el realmente afortunado, que tú estás tan amandome con toda el alma que no tienes, y yo estoy aquí con mi ropa interior blanca y ajustada mostrándole a ese montón de persona lo inmensamente enorme que no es mi pene. Haciendo tantas genialidades inútiles, inútiles porque yo no tengo ni siquiera quién me sostenga en sus brazos aunque sea pensando en otro. Y tú, tan en sus brazos y pensando en mí, me haces sentir tan miserable, tan que jamás podré tenerte. Cantaré todas las canciones sin ganas de cantar sino de estar contigo y de amarte, aunque sea sobre el escenario, aunque sea frente de miles de personas; sin ganas de cantar pero con ganas de que no se acabe el concierto, porque si se acaba tú te iras, señorita Raga, y dormirás con él, lo aburrirás a él, y yo seguiré aquí siendo tan genio como miserable, acostándome con quien me quiera pero no con quien quiero, porque sólo te
quiero a ti. Y ellos me aplauden incluso cuando les saco el dedo del medio o cuando los mando a
comerse un cerro de mierda; y aplauden mi voz, hasta tú lo haces, pero nadie, ni tú, pueden ni son
I know the storm was getting closer and all my friends said I was high capaces de ver que todo es una farsa, todo mi talento es una farsa para poder decirle al mundo But everything we've ever known's here I never wanted it to die que me desgarro por ti.

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