lunes, 15 de junio de 2015

Marina Marco

Tú ano, dulce placer estrecho.
Otras me habían dado placeres similares,
El placer de la entrega del deseo de su amo.
Pero tú eras diferente, Marina Marco.
Tu placer era el de sentir,
La más honda perversión,
Corromper la creencia,
De que la mujer es sólo parir.
Qué delicia, qué placer,
Empapar de mí, tu ano.
Eras transgresión pura,
Y sabes que uno es puro
Cuando cree en algo puro.
Tu dedo, salvaje y reluciente,
Entraba en mi ano, y tu boca
Hambrienta de mi cáliz, de mi leche.
Devoras mi sexo como quien se bebe a un Dios.
Oh, querida, quien lea este poema
Debe empezar a tocar su entrepierna en este momento.
¿Recuerdas aquel trío?
Tú, ella y yo.
Mi semen, su ano, tu boca.
Eres la única musa que me ha escrito un poema,
Y trataba sobre mi pene.
Contigo se ha consagrado como arte,
La poesía sucia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario