viernes, 9 de octubre de 2015

Divagaciones para variar siempre con lo mismo.

¿Para qué esperar la tierra prometida? Si no eres feliz con poco, con mucho sólo estarás infeliz y exhausto. "No estás triste sino desocupado", afirmaba mi abuelo, ¿A qué llamas ocupación, viejo? Porque el mundo está lleno de gente infeliz que trabaja muchísimo, clase obrera, les dicen. A lo que el respondía: "quien no hace lo que ama es un desocupado". Muy bien, viejo, eso me gusta más. Pero ¿Qué pasa con los artistas? Somos los más trágicos, siempre nos andamos suicidando o teniendo vidas llenas de conflictos y de autodestrucción. El otro día, la hermosa Darling me decía que el mundo iba a salvarse por el arte y un montón de cosas igual de ridículas y absurdas. Tanta ingenuidad me lleno de ternura, pero es falso, desde que hay mundo hay arte, y ha sido creado como una respuesta no como una acción. Un artista se diferencia de alguien que pretende serlo en que, quien pretende serlo, idealiza el arte, y el artista, lo vive.
Sin duda es posible ser felices más allá de la promesa que no llega, y el ser humano debe creer que es posible. Y cada vez que alguien le responda que es absurdo un mundo sin egoísmo -porque idealizar el arte, o idealizar cualquier cosa, es un acto egoísta, para satisfacerte y llenarte de orgullo, mentirte-, un mundo con un esquema de pensamiento diferente, debemos responderle que no hay nada más absurdo que llegar a esta tierra injusta y pretender vivir en ella y aceptar tanta estupidez. Tú me llamas loco por soñar con un cambio, a mí me parece que lo único loco es pensar en algo diferente al cambio, cuando lo único que hay es sufrimiento.

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