viernes, 21 de octubre de 2016

El encanto de las hojas amarillas.

Mi forma de ser romántico es pensar en ti cuando el césped se me llena de hojas amarillas. A otros les dejo la trillada labor de comprar flores; yo no tengo el corazón para arrancarlas, prefiero contemplarlas contigo o escribirte poemas en donde te cuento lo hermosas que eran.

Mi forma de ser romántico no es un medio para obtener algo de ti, es sencillamente mi forma de vivir, de vivir encontrándote en cada sitio, sin andarte buscando ni esperando.

Pasé toda la mañana recogiendo las hojas del jardín, desde que salió el sol hasta que empezó a llover; eso son alrededor de seis horas, si lo traducimos al tiempo de los que necesitan medir el tiempo.

Cuando había terminado un sector inmenso del jardín, la lluvia se acercó sigilosamente, y una de las caricias que hizo al caminar sobre el viento con la punta de sus pies, derramó una cascada de hojas, de hojas amarillas, trayendo consigo un frenesí de mariposas.

Una de esas personas que mide su vida en función a lo que alcanza y realiza, hubiese maldecido aquel instante al sentir que el tiempo se había perdido; pero sabes muy bien que ni siquiera yo puedo predecir lo que voy a sentir, y en ese momento quedé maravillado con la forma tan hermosa que tienen las hojas de caer. Es como si ellas dijesen: "no caigo, pendejo, vuelo", y uno no puede hacer más que creerles, o mejor aún, de verlas con tanta intensidad que toda creencia o no creencia se desvanezca para siempre, en una intensidad tan bella y total que ni la mente es capaz de capturarla para traducirla a la pobreza de las palabras.

Una cayó justo en mi mano, que hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba semicerrada de una forma en la que sólo esa hoja pudiese entrar en ella. Alguien con más conocimiento que vida hubiese pensado que las hojas sólo sirven para alimentar al árbol, y que ahora carecían totalmente de valor. (Sí, esas mentes repugnantes que traducen toda belleza al lenguaje de su propia incapacidad para verla). Pero sabes muy bien que afortunadamente ese no es mi estilo de ver ni de vivir, y lo que hice fue darme cuenta de que la hoja que estaba en mi mano era tal vez la única que no estaba completamente radiante y amarilla; entonces la vi de cerca, y en su parte ennegrecida y muerta se dibujaba la forma de un rostros, con el círculo alrededor, los ojos, la boca, y la nariz algo puntiaguda, y era realmente fascinante para mí sin tener un porqué.

Cuando la contemplé por unos instantes más, descubrí que tal vez ese rostro era el mío y la boca estaba abierta de par en par por el éxtasis que me produce sentir tu belleza amarilla, esa belleza que sólo tú puedes hacerme sentir, en ese rincón donde nadie, ni siquiera las hojas, pueden tocarme.

Luego de leer la carta enviada por la belleza de los árboles, hice unas reflexiones acerca de la naturaleza que no voy a molestarte repitiéndolas aquí. Y entonces arrugué la hoja convirtiéndola en una hojita; lo hice con delicia, con la misma delicia con la que arrugas el papel que cubre las tabletas mentoladas, que a veces se pega en ellas y tienes que mascar papel por un rato y te desquitas con el inocente papel que quedó fuera de tu boca.

Después la arrojé sobre el césped y me quedé deleitado con la forma en la que me pueden fascinar tan profundamente cosas tan simples como ver el césped bailando la canción que el viento le toca. Cerré los ojos, puse mis manos debajo de la parte trasera de mi cabeza, y me quedé debajo de las ramas observando cómo todas esas hojas caían sobre mí. Incluso una mariposa se estrelló contra mi nariz, debe ser que huelo tantas flores que ya los mocos saben a ellas, quién sabe.

Luego una gota de agua cayó en la parte inferior derecha de mi lente derecho, y se veía tan linda esa gota, tan cerca de mí y sin poder tocarme, que preferí dejarla, de hecho, todavía la tengo mientras escribo.

Empezó a llover con furia y mi goce al ver tal tempestad me hizo caminar despacio hasta la puerta, saboreando cada instante antes de venir a escribirte esto. Cuando iba entrando, alguien salía a grabar un vídeo, si quieres te lo mando para que lo veas y lo compares con las palabras que he dicho, o mejor, simplemente para que lo disfrutes.

Esa persona se tuvo que venir corriendo, algo me dijo que eso le pasa por disfrutar de la vida como un intervalo entre dos ruidos, y no como una forma de vivir sin pasado ni futuro. Pero lo cierto es que le abrí la puerta para que entrase y luego de ayudarle a encontrar refugio, me quedé atónito ante la belleza de las hojas amarillas aplastadas por el agua, y se quedan tatuadas en el piso, como formando un camino, un camino que te lleva a descubrir que la verdad es una tierra sin caminos.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Invitación al mundo de Andrea Parral

En un mundo donde la poesía que hacen los jóvenes parece ser un simple entretenimiento, o lo que es peor aún, un llamado a la mediocridad y a conformarse, existe en medio de todo este desastre, una voz, y es una voz determinada a no callar y a no dejar de expresar lo que cree verdadero. Y esa, es la voz de Andrea Parral.

Actualmente los jóvenes se quejan mucho, y hacen muy poco. Esta de moda vestirse como los rebeldes deben vestirse, y llamarse revolucionarios más por la vanidad de parecerlo que porque realmente hagan un cambio verdadero en sus vidas.

La palabra revolución y el adjetivo de "rompe-sistemas" es el más de-moda en la poesía de los jóvenes, y luego vemos que hablan de feminismo en una página y en la siguiente describen a la perfección por qué tienen el corazón roto por esa chica que no se dejó manipular y se atrevió a herir su inmenso ego de poeta, y línea tras línea manifiestan con diferentes palabras la misma emoción: autocompasión.

Podría hacer una obra completa hablando de lo mediocre que es la poesía de-moda en nuestro tiempo, si no fuera porque es demasiada vasta y rara vez resisto más allá de la tercera línea. Así que mejor les hablaré de esta voz que arde como un fuego en medio de tanta sombra.

La voz de Parral está muy lejos de encontrarse desarrollada en su máximo punto, por el sencillo hecho de que es una joven poeta, y los jóvenes poetas no valen tanto por lo que alcanzan como por lo que gritan. La voz de Andrea es la voz de un ser humano integro, un ser humano que no renuncia a su sensibilidad ante las cosas que pasan a su alrededor y están muy mal; en ese punto donde la mayor parte de personas se refugian y protegen en el egoísmo; Andrea escribe, y escribe con todo, escribe hasta que se le queman las cenizas, y parece que ni el Ave Fénix puede arder tanto. Donde el miedo calla, Andrea está ahí, y ese silencio que ocurre luego de la pasión de sus palabras, altera las cosas, Andrea vale la pena escuchar, porque es de los poetas que cuando hablan, le cambian su significado al silencio.

viernes, 19 de agosto de 2016

Claro de luna

Salí a la noche y faltaba la luna, las nubes nublaban todo el firmamento. Gateaba como un ciego tanteando las cosas, porque la ceguera es ver con la memoria. Me adentro al bosque, y la noche es tan honda, que parece jamás haber empezado. Una sensación invade mi cuerpo, lástima (y lastima) que no sea oscura como la noche, sino más bien una sensación vibrante y blanca, una perturbación; como las de quienes inútilmente tratan de buscar en el pasado lo que no tiene respuesta, lo que sólo puede descubrirse; como la amargura de quienes prefieren la comodidad del pensamiento antes que la destructora muerte (belleza y muerte) del amor, que destruye todos los caminos a su alrededor, hasta que no quede más que él mismo, con toda su indescriptible e inmesurable inmensidad con sabor a perfume. Un perfume, que ni la memoria puede rescatar, lo máximo que se puede, o mejor dicho, lo único que se puede hacer con el amor, es morir con él.

Observaba las nubes y las caricias luminosas que la luna les hacía. No era una promesa, era una caricia, no esperaba ser despejada; la luna besaba su estorbo, o mejor, no era conciente de él; la luna no sabe que brilla, no lo intenta, simplemente brilla.

En ese momento las nubes sin saberse obstáculo (ni tampoco nubes) se hicieron a un lado. Y como asomada por una ventana llena de flores de algodon, se encontraba la amarilla, y fue como ver el rostro de mi Amarilla Pálida -cada día te descubro un nuevo rostro, de ese tamaño es tu inmensidad-. Ah, qué tonto, pensar que estabamos incomunicados y distantes, cuando realmente vives en mí, te encuentras en todas partes. Como en la luna, hace rato; como ahora, en este temblar agitado e incontrolable de mi palpitante corazón que escribe.
Luego no habían lunas y era como si por primera vez el amarillo se inventara. Y eras irresistiblemente tú.

¿Quién creó la luna con su redondez perfecta? Oh, qué errónea pregunta. Nosotros sólo creamos cosas muertas, las cosas vivas se crean a sí mismas. La luna no fue creada, la luna existe. Tan lejos de esas cuatro letras, tan cerca de quién la observa con todos sus sentidos, y sin memoria.
Esa redondez perfecta no la hizo ella, no la hizo nadie, esa redondez perfecta ocurre porque no puede ocurrir de otra manera.

Como nuestro amor, a veces con nubes, a veces con miedos, pero siempre ahí, más allá de todo, hasta de nosotros mismos, hasta más allá de la resplandeciente luna.

Y la luna fue haciéndose luego cada vez más pálida, y era como si el color amarillo jamás hubiese existido y como si fuese la primera vez que la luna es blanca y que las nubes la cubren. Porque las nubes -La palabra Lunes parece una mezcla de nubes y luna, preciosa palabra- no regresan ni se van, ni cubren ni despejan, todas esas interpretaciones las inventamos nosotros; y por querer inventarlas, no sentimos la verdadera belleza, la belleza en sí misma y no inventada por nuestros deseos de poder tenerla aunque sea en palabras o en ideas. de pronto todo se tornó claro y todo se tornó visible, ya no necesitaba ver con mi memoria, la blancura pura le regalaba de nuevo a mis ojos, la dicha de sentir todas las cosas. Y por no necesitar usar la memoria, no la usé, y era como si viera todo por primera vez.

Hola, mucho gusto, Amarilla Luna Pálida, creo que te amo, espero no pienses que estoy loco, sólo porque te lo digo ahora, luego de verte, por primera vez.

Porque el único amor verdadero es el que ocurre a primera vista. O mejor, amar es siempre ver por primera vez.

lunes, 8 de agosto de 2016

Sólo faltas tú para este beso.

Quiero regalarte el pedacito de infinito que me regaló una estrella. Anoche dormí mal y hoy desperté fatal, y todo eso importa muy poco, hoy quiero ir codo a codo, contigo, en esta aventura de un nuevo día que se llama amar.

Trato de pensar en ti, pero amarte no me deja.

Apareces como un mar que moja como mojan las simples y pequeñas cosas que me alegran la vida.

Oh, el conflicto es tan complejo y el amor es tan simple.

En días como estos temo tantas cosas, pero el miedo es siempre mío, y el amor es siempre nuestro. Y por eso te espero sin esperas, como caminar y sentir que eres la brisa, que invades mi ser con esa felicidad con la que son bienvenidas todas las cosas desde que tú me amas.

Ah, qué inmenso error ese de creer que el amor es repetir la dicha de ayer, qué inmensa tragedia los que tratan de controlar la vida esperando algo de ella.

Mujer inquieta, tempestad, tragedia, maravilla y calma. Eres tantas cosas cuando te comprendo, pero eres sólo mentira cuando te interpreto.

Así es, compañera, cúlpame, cámbiame, mátame, destrúyeme, haz todo lo que quieras, al fin de cuenta, uno es nadie y uno es nada, cuando ama.

Hoy es un día más o un día menos, o tal vez hoy es amor, y no hay medida ni tiempo.

Compañera, flor siempre nueva, sólo faltas tú para este beso.

Este poema es para mí.

Este poema es para mí
para cuando quiera hablarte
pero padezcamos la peor distancia
la de quienes no quieren escucharse
la distancia de quien grita por dentro
de quien dice: ¡Ámame!
y el amor del otro no entra
porque un corazón roto
es incapaz de escuchar
la canción de la vida.

Este poema es para mí
para expresarte lo que siento
cuando te golpees a ti misma
y asegures que es mi culpa.

La distancia es creada por nosotros
siento lo que sientes
sufro lo que sufres.

Este poema es para cuando me necesites
y no me encuentres
a pesar de estar a tu lado
con todos mis sentidos
mis pensamientos
y mis deseos
desangrados de ganas de querer
y no poder
darte lo que sólo existe cuando
lo quieres percibir.

Este poema es para decirte que no puedo leer
que no puedo escribir
que lo que te pasa me está pasando a mí
porque nosotros empezamos como dos
pero no hay principio ni final
cuando somos
un nosotros.

Ahí estaré contigo.

Cuando te canses de pedir
cuando dejes de esperar
ahí estaré contigo.

Cuando te dejes de ofender
cuando dejes de buscar
ahí estaré contigo.

Cuando toda una mañana de amor
se quiebre entre tus despiadados sentimientos
como se quiebran, sin saberlo, los segundos,
ahí estaré contigo.

El amor
no tiene causa ni razón
no sé darte lo que quieres
pero puedo darte lo que soy.

No me recuerdes
no me conviertas en una imagen
a la que recurres cuando tienes miedo.
No me necesites, no lo necesito.
Porque no hay condiciones para lo que siento
fuerte, o débil,
ahí estaré contigo.

Aunque me pidas que me vaya
queriendo que me quede
ahí estaré contigo.

Cuidándote para cuando regreses
esperando a que estés lista
para dejar de pensar que el mundo es tu enemigo
y descubras que tú eres el mundo.

Porque puedo callarme, pero no irme
porque cuando todos se cansen de esperar de ti
cuando no tengan de ti lo que quieren
y busquen a alguien
que sí se los dé
quizá te des cuenta
que siempre he estado
y estaré contigo.

jueves, 4 de agosto de 2016

Invitación al mundo Kelly

Es difícil hablar de literatura, por lo menos si la amas. Uno no trata con frivolidad las cosas que ama, esa es una de las pocas cosas claras de esta vida. Quizá algo más difícil que hablar de la literatura, es hablar de la literatura de alguien tan cercano y querido para ti, como me ocurre con Kelly Díaz.

Llenar este texto de halagos sería un insulto para Kelly. En especial porque si algo nos hace confiar el uno al otro es nuestra incapacidad para mentirnos tratando de ser agradables. Somos rudos, somos tiernos, somos escritores que no le tienen miedo al sufrimiento. Y por eso es que creemos en este proyecto que es el nuevo blog de Kelly Díaz. Con el mismo nombre, porque los nombres son apenas la sombra de su contenido, pero con una transformación que los lectores podrán sentir desde el primer momento.

Tal vez estamos locos, y tal vez es necesario estarlo si es que quieres apostarle a la literatura luego de observar por unos instantes toda la destrucción que han ocasionado en ella las mercenarias editoriales. Pero una cosa es cierta, la pureza de la literatura se encuentra al abrir el libro y no al venderlo. He comprado más de cien libros usados, en primer lugar porque soy pobre y en segundo porque soy vago, y hay algunos que están tan intactos que me hacen sentir que viajo en el tiempo. Kelly asegura que vivo perdido en el tiempo, yo le digo que en la literatura el tiempo no existe, porque en el amor sólo existe una eternidad que siempre acaba de empezar.

Lo cierto es que este texto debería ser más corto, pero yo no sé escribir por encargo, sólo sé escribir lo que siento como verdadero. Así que si están leyendo esto, es porque Kelly quiso compartir un texto dirigido para ustedes pero que realmente era exclusivamente para ella. Porque desde que Kelly me conoció, ella tiene quien le escriba.

Cuando conocí a Kelly no me impresionaron sus textos, ningún lector respetable puede impresionarse demasiado por los textos de un escritor joven que tiene aún tanto por sentir y crecer. Pero sin duda lo que me impresionó, fue ver su enorme potencial; porque conocer jóvenes escritores que escriban mal es casi una cuestión hormonal, pero conocer escritores jóvenes que tengan potencial es, sin duda, una de las maravillas más extraordinarias que a uno le pueda ocurrir. Y eso me pasó con Kelly Díaz, y desde ese entonces no me dejo de maravillar.

En esta nueva aventura los invito conmigo a sentarnos en primera fila y deleitarnos con el desarrollo y el crecimiento que nos quiere compartir Kelly, debido a que la literatura es un acto solitario que sólo existe gracias a la fe en la compañía, en los otros; escribir es de cierta manera ser uno con el mundo, y es ese el milagro que Kelly nos viene a compartir, y del que quiero formar parte, y espero que ustedes también.

Dos noches de amor.

Fueron dos noches seguidas, dos noches de amor entre tus alas. ¿Cómo contar la inmensidad? ¿Cómo alcanzar con las palabras lo que sólo se puede vivir? Podría recorrer de forma lineal los acontecimientos, pero tal vez es mejor no hacer que la sensación se someta al lenguaje sino que el lenguaje sea un instrumento para llegar a lo que va más allá de las palabras.

En la tarde hubo muerte porque hubo belleza. Nada es realmente hermoso al menos que nos borre, que destruya todo lo que hubo antes. Estaba contemplando un par de mariposas, una negra con puntos azules en la parte inferior de sus alas. La otra amarilla, como tú, con puntos negros, sombras y sol, un atardecer con alas.

¿Quién pinta las mariposas? Creo que nadie, uno sólo puede alcanzar lo realmente hermoso cuando es nada y cuando es nadie, cuando deja de ser el obstáculo entre el arte y su creación, cuando deja a la vida hacerse a sí misma a través de nosotros. En pocas palabras, a las mariposas las pintan, sin duda, tus ojos.

Llegaste con tu carita roja, escondida entra la blanca ternura de tu sonrisa. El tiempo tiene poco valor, en especial al ver tus ojos.

Sólo quería escucharte, sólo quería hablar contigo. Nunca sales de mi mente porque a diario tu belleza empapa mis sentidos.

La entrada a tu cuerpo estaba prohibida con sangre, pero la entrada a tu alma eran tus ojos y mis palabras. ¿Por qué contemplabas la negra lluvia de mi barba? ¿Por qué esa necesidad de interrumpirme mientras hablo para morder -con furia- mis enormes labios?

Yo decía "También te amo", y continuaba con la historia que andaba contando, a ti te hacía gracia tanta lucidez, querías quitármela toda a besos, querías invadir mis sentidos, llenarlos de ti. Lo cierto es que me sabes tuyo y eso es un hecho poético y no una interpretación. Qué bello momento el de esos dos seres que se escuchan y se sienten, no con los oídos, no con los ojos, sino con todos los sentidos. Tu verdad me estalla en los deseos, la belleza física estimula a la imaginación, pero la belleza interior estremece a los sentidos.

Se supone que que no podíamos hacer el amor, pero no la sabíamos. Y a veces la vida no vale por lo que uno sabe sino por lo que uno ignora. Tal vez eres mía porque soy el único que te ha llevado a orgasmos sin penetrarte ni tocarte, o tal vez te llevo a esos orgasmos porque eres mía. Pero la verdad es que nada es más cierto que la delicia de mis gemidos, y todo tu cuerpo temblaba al escucharme gritar con delicia tu nombre, y que todo de mi te pertenecía.

Me dormí de inmediato, y mis brazos acompañaron con su fuerza la belleza de tu sueño. Qué manera de apretarte, qué manera de amarte hasta dormido.

Pero las puertas tienen una misteriosa belleza que la memoria desconoce, y tú presencia es siempre la entrada de algo nuevo e irrepetible.

Ya era la segunda noche, pocas sensaciones son mejores que esa que ocurre al saber que alguien es absolutamente libre y aún así te elige cada noche.

Qué manera de amarte, te hice el amor cuando llegaste y lo volví a hacer cuando te fuiste. Hacerte el amor es un delicia, pero hacerte el amor mientras gritas que eres mía es de una belleza insuperable. Todos esos nombres por los que me llamas y sólo nuestros orgasmos los conocen. Esa belleza de tener a una mujer multiorgasmica que sólo se corre junto a mí, porque más que la cantidad lo importan es sabernos uno.

Luego hablabas de política, estabas indignada y te brillaban los ojos aunque la luna no me dejaba verlos. Es asombroso sentir tu furia; hay amores imposibles, el nuestro es todopoderoso.

El amanecer llegó y nosotros éramos tan bellos y tan juntos como dos alas en la misma mariposa. ¿Las mariposas se sienten gusanos por dentro? ¿O acaso para volar es necesario soltar la memoria? Tus caricias y tus palabras. Quiero que me demandes, que me pidas, que me exijas, que me implores. Quiero que saques tu debilidad y tu fortaleza. Así me gusta, suplícame como nunca le has suplicado a nadie, exígeme lo que se supone que debe salir sin pedirse. Convierte la en opresión la libertad, y luego desátame dentro de tu piel.

Ya sonaba el despertador pero el reloj de nuestros cuerpos nos pedía eternidad en vez de tiempo. Amo cuando me pides sexo, amo ser tu dueño, el que te suple, el que te llena, el que te exige. Hay ciertas horas de la noche en donde hasta el susurro más suave es un grito, yo quería que todos mis días empezaran dentro de tu cuerpo. Dormir contigo es una delicia pero desvelarme entre tu piel es mucho mejor.

Se abrían tus piernas y todo lo demás ya no existía, mi cuerpo entraba en ti, mis ojos ardían en tus ojos.

Qué delicia es que me hables a centímetros de tu boca. Nos esperaba afuera un día que se daba por vencido, hay noches, noches de amor, que superan todo lo que antes se llamó vida. Y a veces, esas noches son seguidas.

Escríbeme, pediste, desde que me escribiste por primera vez no podía creer las cosas hermosas que podías inspirar.

Oh, querida, te escribo, y te escribiré toda la vida, pero mis palabras no son más que la sombra de tenerte, de sentirte conmigo.

Las palabras son ausencia, me gustaría que hoy también duermas conmigo.

Sólo quiero hacerte el amor, cuidarte, escribirte, sentirte, y que a nadie sino a mí le pertenezcas.

lunes, 4 de julio de 2016

Rescatando a Dacota

Salí a dar un paseo por el bosque, extraordinario como todos. Lleno de vida y lleno de mí. No los molestaré dándoles detalles de mis fascinantes reflexiones y mucho menos describiendo la belleza de todo a mi alrededor. Dacota, la perra de mis vecinos, se escapó. Cuando ellos iban -sin bajarse del carro, como buenos gringos- a buscarla, ella se escondía. Ellos trataban de atraparla y traerla a casa, yo trataba de comprenderla. Observándola con cuidado me di cuenta que era una niña, que sabía que podía manipular a sus padres, que alejándose de ellos, los acercaba más. Tal vez pidiera libertad, tal vez estuviese enloquecida por su instinto heredado por los lobos. Lo cierto es que la sentía estremecida, el mismo camino que recorres a diario puede ser tremendamente más hermoso cuando lo recorres sin estar atado a una correa. Sus sentidos eran radiantes, y su lengua estaba desgastada, pero tanta emoción le hacía olvidar aquella lejana necesidad de hidratarse.

La esperé unos minutos observándola, de una forma tan llena de comprensión que es imposible ponerla en palabras. Luego continúe mi recorrido, y de regreso la vi cerca de otras casas, ya sus dueños habían optado por la inquieta resignación de esperar a que ella regresara por su cuenta al hogar. Pero yo estaba demasiado lleno de comprensión como para simplemente hacer lo que se supone que debería, si es que acaso tal cosa pueda existir en un ser como yo.

 Lo cierto es que ella se acercó a mí, y me esquivó para beber agua en un charco que estaba justo a mi lado. La acaricié y sostuve su collar, y ella se puso tensa, le dije que no la iba a soltar, no se lo dije con palabras, se lo dije con otro lenguaje, un lenguaje que sus dueños no conocen porque lamentablemente aún son demasiado humanos, y es el lenguaje preciso de las miradas y el silencio.

"Vamos, nena, yo te comprendo", dijeron mis ojos "Yo sé lo que es no ser libre, pero ese par de viejos te aman, mírate, estás hecha un desastre, puerca; ¿y si vas a casa? ¿no has jugado suficiente? anda, preciosa, ya te vi libre ahora quiero verte radiante y hermosa, ¿vamos?"

Y como nadie puede resistirse a mis ojos profundos, mi sonrisa intensa y en especial, a mis rizos, ella se dejó seducir, y la lleve hasta la puerta de sus dueños.

Lo que quiero decirles es que vivimos limitados, creamos un patrón de vida y de ahí no salimos. Y no comprendemos la inmensidad de las cosas, de entregarse a cada instante, de esa indescriptible energía que es la vida.

Al final sus dueños me trataron como si yo fuera el Capitán America. (La verdad no he visto esa estúpida película). Y yo estaba más conmovido por su incapacidad para comprender la naturaleza de las cosas, que por sus emotivas palabras. Amo demasiado la vida como para idolatrar cualquier cosa, no soy un héroe, simplemente estoy despierto, y sólo estando despierto ocurren cosas extraordinarias.

martes, 21 de junio de 2016

Medias negras.

Tus piernas se cubren de una lúgubre belleza. Me encanta verte vestida para mí, me encanta que tu piel se estremezca de estremecer a mis sentidos. Si antes te gustó o no usar esas medias, importa poco. No estás con nadie de antes, estás conmigo. Te observo hablar, tu mentón, tus labios, la ternura oculta detrás de tanta sensualidad. Qué absurdo sería preguntarse el porqué de esta dicha de ver tus piernas hacer contraste detrás de esas medias negras que tienes para mí, y por mí. ¿Cuál es tu lugar? ¿Cuál es tu sitio? ¿quién eres sino la mujer de Raga? Y eso no significa ser una mujer más que le pertenece a un hombre. Qué fácil calificarme de opresor, si no fuera porque la palabra dueño cambia tanto entre nosotros. Ser tu dueño: estallar de dicha porque seas solo mía, enloquecer en el estallido de belleza que se mueve como olas en tus ojos. Ser tu amo: saber que no eres una más en todo el mundo, que todo lo mío te lo doy porque al hacerte mía, soy tuyo. Me perteneces: te vistes para mí, y no eres una mujer más que complace a un hombre, eres todas mis fantasías, que son más que sólo fantasías, cuando eres tú quién las complace.

Mi mujer ahora sin medias, camina descalza, me pertenece por completo. Soy el dueño y el amo feliz de todos sus preciosos territorios.

De tu mano.

Caminas, y me tomas de la mano. Pareces columpiarte sobre la belleza que tú misma has creado. Todos a nuestro alrededor parecen tan invisibles, y a la vez es hermoso que estén ahí para observarnos. Siento ese orgullo con el que me miras, a veces me haces sentir que soy tu mayor victoria. "Victor es mi victoria", suena algo tonto y algo hermoso, todo tiene ese tono cuando se trata de nosotros.  Aprietas mi mano, mi mano fuerte, musculosa, suave y a la vez pequeña. La aprietas con tu mano, tu mano torpe y tierna, tu mano, ¿quién puede imaginar al verla cuántos poemas merece tu mano? Tu mano que me sostiene, me lleva contigo, como invitándome a amar al mundo, y por cierto lo amo.
Pronunciaste unos versos que no entiendo, pero con tu voz no hace falta entender nada. Simplemente te siento, poeta sin palabras. Simplemente siento el sonido de tu poema sin lucha, sin significado, sin sentido. Ese poema que es tu existencia, tan suave, tan tierna, tan llena de milagros. ¿Quién puede decir que mi novia no es poeta? Si me siembra de anhelos, de besos. Dime qué ser enamorado no es poeta. Sólo con tu cariño me vuelvo puro y sincero. Sólo tu amor con su ciencia me vuelve tan inocente. ¿Acaso puede alguien negar que el amor destruye? Destruye todo lo que no es, todo lo que fue, todo lo que será. ¿Acaso alguien puede negar, que soy tu último hombre, y a la vez el primero? Y que me voy enredando, como musguito en la tierra, ay sí sí sí. Ay sí sí sí.

miércoles, 15 de junio de 2016

Jessica

Domina los idiomas como las ardillas el arte de las ramas. Pero cuando habla, sus palabras caminan entre el jabón, y se tropiezan, y resbalan, y caen, y ríen; y unas a otras hacen bromas para consolarse del dolor de nalgas, y por si esto fuera poco, se pierden en la sagrada costumbre de hacer hondas reflexiones acerca de las burbujas. Pocos entienden la locura de Jessica, muchos menos conocen ese rincón en su escritorio donde despiertan todas las torturas, y las escribe, las escribe como si jamás nadie hubiese sufrido antes que ella.

Pocos la han visto bailar a oscuras cuando se queda sin energía eléctrica, pocos la han escuchado cantar con una suave voz que se resbala porque camina sin ritmo. Y ella baila, porque cuando baila todos es más hermoso. Es asombroso todas las cosas maravillosas que caben en un día, y por lo visto, sólo ella se entera de eso.

Giahanna

Nació con los días contados. Todos la juzgan por razones diferentes. Unos por curiosa, otros por conformista, pero en especial, por suelta y sublime. La mente de la mayoría en este mundo está basada en el egoísmo, en el perdurar del ayer, en la competencia. Giahanna nació con los días contados, eso pocos lo saben, porque no es de escándalos ni presunciones. El secreto de Giahanna sólo se revela ante los paisajes, que la miran mirarlos; en los viajes, que la recorren caminándolos; y del poeta, que revive al verla morir con semejante entrega.

Andy

Ha triunfado en todos los campos donde las mujeres sólo sirven para ser compradas por los hombres. De día lucha y cree en lo verdadero, pero cada noche los dolores, los recuerdos y la soledad, le destruyen el cuerpo; y Andy canta, y Andy llora, y con el suave hilo de su voz, que viene haciendo fiesta y coloreando su historia y su vida, poco a poco sus terrores se duermen, y los días la invitan a una nueva aventura. No hay hombre que haya parido sus dolores, por eso su dolores son la mejor compañía por la noche, porque en ellos ella renace, y es siempre joven, y siempre bella. Y la belleza no es domable.

Nina

Ella es fuerte, y el problema con las personas fuertes, es que todos piensan que no hay nada más después de luchar, quizá por esa costumbre humana de no ir más allá de lo aparente. Pocos han entendido su ternura, su suavidad. Ella no va a demostrar amor con palabras lindas, ella demuestra su amor dibujándote sonrisas o amezándote con patearte el trasero si sigues mal. A ella se le podría hacer una lista interminable de todos los encantos que le faltan y que debería tener. Pero es imposible que alguien pueda decir que ella no ha estado ahí, cuando todos los demás se han ido.

Jenniffer Arevalo

 Ella se moja la planta de los pies en la tristeza, luego seca su piel con sueños. Cualquier excusa sirve para una fantasía hermosa. No hay quien se le salve a su capacidad para crear maravillas. Hasta el más hijo de puta es sensacional cuando Jenniffer lo piensa, o lo recuerda, o lo imagina, o lo sueña.

 Todos creen saber de ella demasiado, o suficiente. Todos tienen una verdad o un ruido. Pero a veces en las noches, florecen las penumbras del silencio. Y ella cierra los ojos como queriendo no abrirlos nunca; y con el cerrar de sus ojos, todas las maravillas del mundo, se callan, se abren, y sin que ella pronuncie una palabra, la escuchan.

Amarilla Pálida

Ella quiere quedarse, pero sabe que debe irse. Tiene una ternura desbordante que la hace llorar al ver flores u olas del mar. Pero nació sin palabras, y calla, y cuando tiene que decir no dice, y cuando dice, no dice: embiste. Ella ha amado en silencio, y en silencio se ha revolcado en amarguras. Es la persona más hermosa del mundo, pero nadie termina de enterarse. Sólo se anima a hablar de cosas que no le dan envidia al silencio, y cuando siente, sabe sentir, y cuando dice, parece mentir, porque en el camino del sentimiento, siempre se le tropiezan los pensamientos, los palabramientos, y con tanta exageración genuina, todo lo que dice parece una mentira.

Amarilla es una flor preciosa, de esas que no nacen dos veces. Es una flor nueva, ajena a los entendimientos profundos del poeta. El poeta le dice palabras, pero ella sólo sabe de aromas. Amarilla ya no es pálida, se ha marchitado. El poeta nunca pudo encontrar una palabra lo suficientemente perfumada, para decirle que la ama.

viernes, 10 de junio de 2016

La canción de Kelly

A Kelly Díaz

Hay una rama que se quiebra en mi ventana
cae despacio
y no puedo más que pensar en Kelly.

En la música de su voz.
En su perfume de risa y de tierna crueldad.

¿Cómo es Kelly desnuda?
No hablo de ropa
hablo de esa hoja que tiembla
y que me hace pensar
en la voz con la que ama
cuando nadie la escucha.

Kelly va a llegar lejos
no puede no hacerlo
siempre sabe lo que hacer
siempre sabe a dónde va
y qué tiene que hacer para llegar allí.
Ah, la pobre, sabe tanto.
Algún día va a volverse loca.
Realmente loca.
Y escribiría ese gran poema.
Realmente grande.
Y será hermoso.
Y todos van a leerlo
y yo pensaré en esa hoja quebrada en mi ventana.

Kelly se parece tanto a Kelly
es tan única que parece un plagio
oh, cómo no amarte
incondicional amiga
cómo no acompañarte
si ni siquiera en el llanto
dejas de creer
que de verdad existe
algo verdadero.

A veces te pareces tanto a Kelly
que me convenzo de que no existes
de que estás por nacer luego...
Pero cae la hoja de un árbol
y te siente como esas cobardes manos
que siempre quisieron amarte
pero jamás te tocaron.

Déjame arderte.

Necesito tu piel, ven. Déjame penetrarte con mis dedos. Es cierto, no puedes darme todo, no puedes llenarme, eres tan poco. Pero puedes mojarme, puedes besar mi hambre. Siente mis dedos mojarse en ti, siente el alba, siente el arma y siente la sangre. Y mis dedos mojados de ti ahora van a mi boca, y ese es el sabor que tienes cuando realmente vales, cuando eres mía.

Acaricia mis enormes hombros, siente tus dedos moverse como una sombra en la brisa a través de mi suculento cuello. Tuyo, tuyo, dilo de nuevo, tuyo; no te canses de decirlo porque yo no me canso de escucharlo. Siente como me entierro en ti y no puedes controlar que tus ojos se cierren. Tuyo, perra, soy tuyo. Es cierto, eres una perra, y voy a besar tus cicatrices.

No digas que eres mía, eres una perra, detente, no me beses. Maldita, maldita seas, no beses mis lágrimas.

¿Por qué te acuestas con él? ¿es la necesidad de estar con imbéciles, con seres de tu especie?

Detente, no te metas mi pene a la boca, zorra, no lo mereces.

Estos gemidos no son tuyos, no los mereces, perra, ni uno solo. Este nombre que sale de mis labios es el tuyo, pero no lo mereces, no lo mereces y lo sabes y por eso lo has robado, perra.

Nadie te conoce como yo, conozco esa parte de ti, ese punto máximo, eso que te hace valer, eso que te hace ser mía.

Oh, tanta memoria, tanta maldita memoria que me hace odiarte.

Y mi semen recorre todo el camino que se extiende hasta dentro de tus jugosos labios.

No puedes, no puedes hacerme feliz, sólo puedes dejar que mi rabia se escape. Eres mi perra, mía, te uso, me despojo de mi odio mediante tu cuerpo, tu irresoluble cuerpo. No dejo de desearte, te odio y no dejo de desearte, sólo puedo penetrarte, demostrarte lo que te pierdes cada instante que no estás. No, no vales nada, si alguna vez hubieras tenido valor jamás te hubiese amado. Si no te hubiese amado jamás te hubiese odiado, y deseado tanto.


jueves, 9 de junio de 2016

Poema: Verde.

Es triste
pero digo verde
y hay quien sólo piensa en dinero.

Yo no sé de fechas
siempre olvido
hasta mi propio cumpleaños
y no sé en qué meses
pasan las historias de amor;
primero, porque mi amor
es presente y no historia;
y segundo, porque eso
de separar y comparar
y medir
poco tiene que ver conmigo.

Yo no sé del tiempo, sólo sé de colores.

Digo verde y pienso en tu nombre.
Y me pregunto si todas las noches
te sientas a ser niña
y a colorear para mí
cada un de esas hojas
que me llenan de alegría.

Todos los nombres
de todas las personas
tienen un color para mí
y a veces varios

Y tu nombre
y la palabra nombre
son mis verdes verdades.

Hay quienes piensan que el amor es rojo.
Es sexo.
Es separar y apretar hasta arder.
Es delirar y luego volver
y volver
y volver
hasta dejar de sentir
hasta que el rojo sea blanco
y desgastado
y haya que buscar otro amor.

Pero yo no pienso
por eso
no me queda la menor duda:
el amor es verde
es inmenso
es todos.

Y estoy triste y a la vez no.
Porque mientras llueve.
Oh, mientras llueves.
Qué hermosas se ven las hojas.
Qué bonito es no saber qué día es.

miércoles, 8 de junio de 2016

Poema: Tal vez me recuerdes.

No sé cómo me recuerdes.
Tal vez como un arrogante o egoísta.
O quizás añadas más ideas a las lista
todo, con tal de justificar
por qué es bueno
no admitir
que me necesitas.

No sé cómo me recuerdes.
Tal vez pasé el tiempo, y te vuelvas idealista.
Me recuerdes como un hombre
que ha pesar de sus defectos
o quizá por ellos
pudo hacerte ver lo que antes no habías visto
y sin proponérselo
te hizo vivir
algo
no importa si mejor
pero seguro que distinto.


No sé cómo me recuerdes.
Tal vez posesivo y fascinante.
Tal vez valiente e inestable.
O tal vez me recuerdes poema
o me recuerdes amigo
o me recuerdes ayuda
o me recuerdes abrigo
o me recuerdes
sí, me recuerdes
tan hombre
y tan niño
sí, y tan niño.

No sé cómo me recuerdes.
Tal vez como realmente fui.
Tal vez no quieras mentirte
quieras ir más allá de tus heridas
y las mías
más allá de la belleza
y de su sombra
tal vez
me recuerdes de la mejor forma
y es
no pensando en mí
nunca.

No sé cómo me recuerdes.
Sólo sé una cosa.
Era mejor escucharte
que pensar en ti.
Es mejor tenerte
que recordarte.
Y siempre estuviste
tan cerca y tan dentro
y sólo cuando intenté retenerte
te marchaste.
Sólo cuando intentaste no irte
te pedí que te largaras.

Sólo se una cosa de los recuerdos.
Nunca son como realmente fueron.
Sólo una cosa sé de la memoria
y es que te busca
pero no es a ti
lo que encuentra.

Qué poco sé de ti,
no me dejaste terminar de descubrirte.
Ardua tarea
gozosa tarea
que me hubiera tomado
toda la vida.

Qué poco sé de ti,
tal vez quieras volver
tal vez no piensas en mí.
Es tan poco lo que sé de ti,
a veces me pregunto
si de verdad estuviste
o sólo te soñé
oh, o sólo te soné.

sábado, 4 de junio de 2016

El tambor de hojalata, Günter Grass

¿Por qué nuestro pasado se vuelve tan fascinante con el paso del tiempo? ¿Por qué la niñez parece ofrecer un refugio que a ciencia cierta nunca vimos como tal, sino hasta haberlo perdido? Esta novela narrada en primera persona y con aire de autobiografía nos hace ceder ante esa sensibilidad del infante, todos somos Oskar Mazerath, o por lo menos lo fuimos, y tal vez en la literatura, haber sido es la única forma de ser.

Una novela larga, hecha amena con un delicioso sentido del humor; una creatividad contagiosa para el lector; y a la vez, para el ser humano con conciencia histórica, ofrece un golpe de sensibilidad muy profundo. Oskar no pasa por la historia directamente, la historia se mete en Oskar, y él la rechaza, pero ocurre, y nos la cuenta, y duele, y sólo su delicioso sentido del humor nos puede hacer resistirlo.

Lo mejor de un libro es cuando se lee, se vive, sin expectativas. Las expectativas producen un placer muy pobre, muy efímero, muy siempre insatisfecho. El mejor contacto que uno puede tener con un libro o con la vida misma, es el contacto directo, y por eso, este texto no pretende prometer nada a quien emprenda la bella aventura del Tambor de hojalata.

Todos buscamos seguridad en algo, en un pensamiento, en una imagen, en una creencia. Es decir, siempre buscamos seguridad en cosas que no la tienen; quizá por eso imaginamos, imaginamos para ir más allá de lo posible, y simplemente conseguimos decepción, porque pensar que se va más allá del pensamiento es también un pensamiento. Oskar es un niño, un niño que sufre, y que lo único que quiere es abrigo. Un niño que es niño por convicción y no porque sea un niño sin saber que lo es, como la flor que desconoce sus colores.

Hay algo que cada uno de nosotros descubre en sí mismo al leer, al tener un verdadero encuentro con un libro. En mi caso, con Oskar Mazerath, descubrí la fatalidad de perderme en las delicias de la niñez, de buscar un escape de la realidad en los recuerdos, en sentirme identificado con mi pasado para tener algo a lo que aferrarme en el futuro.

La belleza de Oskar no es inocente, la belleza de Oskar te parte en muchos pedazos, como si fueras un cristal, víctima de su voz.

viernes, 3 de junio de 2016

¿Me dejas delirarte?

Es imposible que no diga lo que siente.
pero cuando aparezco
tiembla
y casi no se entiende
que en su balbuceo
ha dicho
que me ama.

La han tratado de someter
de todas las formas posibles
pero su grito y su lucha
son incorruptibles.

Cuando ve a muchos hipócritas juntos:
ríe
cuando ve a un hipócrita solo:
lucha
y cuando me ve
     me abraza
        y llora.


Ella, ella me entregó todo.
No es perfecta, y mientras más la sueño,
más lejana parece.

Hubo un espacio muy pequeño
entre sus miedos y su almohada
donde entre sus sueños
el más alegre
el más niño
era yo.

Sus labios son un grito
su belleza, jamás se vuelve cotidiana
tiene voz de querubín
que cabalga sobre las alas del tiempo
sus ojos son siempre
ángeles que acaban de nacer.

Ella tiene temores
se aferra a los recuerdos
y se niega a morir
a dejarlos morir
y sufre
y aprieta su dolor
y su cuerpo se quiebra
y se derrama entre mis brazos.
Eres tan pequeña, mi niña
tan pequeña
como las manos de la lluvia.

Ella, ayer me amó
y hoy me odia.
Durante mucho tiempo
cada noche
le di refugio entre mis brazos.
Pero ella no sabía decir lo que sentía
y empecé a sentirme abandonado.
Y no pude no buscar amor en otros brazos.
Tal vez soy imperdonable;
o tal vez, lo imperdonable
es seguir siendo lo mismo
una vez
que se es amado.

Ella
ella ternura
ella carnaval
ella América Latina
ella hogar
ella niñez
en la que aparezco cada noche
antes de dormir.

Ella lugar
en el que se mueven mis sueños
ella paisajes
ella montañas
ella en las rosas
ella en las nubes
ella en las sombras con colores
ella en las inquietas hojas.
Ella está sola
porque es todas las cosas.

Todo es mío
cuando ella dice que me pertenece.
La dicha más profunda
es desaparecer
en su interior.

Ellas es movimiento
no la alcanza el pensamiento
es el sol que da vida
a mi memoria de colores y flores.

Qué hermoso es ser niño
qué hermoso es hacerte mía.

En ella, nada comienza ni termina.
Ella es el principio y el fin
de todas las hermosas cosas.

¿Por qué eres
a la vez
tan frágil como la vida
y tan infinita como la muerte?

jueves, 2 de junio de 2016

Cuanto para niños: El reino de siempre empezar

Este texto está lejos de ser de mis mejores trabajos, sin embargo, es un regalo para las hijas de un ser humano que me acompañó en los momentos más duros y los más hermosos de una bella parte, y de un bello proceso, de mi vida. Sólo los tontos ofrecen sus opiniones, y no es eso lo que quiero decir de este maravilloso ser con el que alguna vez mi vida compartió el mismo sendero, ese maravilloso ser que a quien quiera que se encuentre en su camino, va a llenar de sus milagros y alegrías. Esto lejos de ser una opinión acerca de ella, es un agradecimiento, por dejarme formar parte de su vida el tiempo que me permitió hacerlo. Este cuento es para sus hijas, que el día de hoy están cumpliendo años, y como sé lo hermoso que son las celebraciones de cumpleaños para ti, pensé que podría formar parte de tu fiesta haciendo este pequeño homenaje a esos seres que saben llenar de vida a quien esté a su alrededor.

El cuento se llama El reino de siempre empezar, porque seres como Natalia nunca dejan de revolucionar tu manera de sentir las cosas cuando te acercas a ellos. Es, digamos, un cuento para leerle a sus hijas antes de dormir.



Hubo una vez una hermosa princesa que se llamaba Natalia, y vivía en un reino muy frío de montañas hermosas. La princesa Natalia tenía algo que la diferenciaba de toda la realeza del mundo, y era que la princesa, creía en el amor. La princesa no sabía qué era el amor, pero ella sí sabía muy bien que debía existir algo que le diera sentido al mundo, y que acabara con todos los problemas importantes del mundo, como el hambre y la pobreza, y también con los problemas que separaban a los reinos y los sumergían en guerras.

Llegaron muchos príncipes de todos sitios, pero ninguno lograba ver más allá de su belleza. Le daban regalos, enormes comidas en su honor, fiestas y bailes; y la princesa se divertía, pero en secreto, no era tan feliz, aunque trataba de vivir de la mejor forma posible: con una sonrisa.

¿Por qué la princesa no era feliz? Si ayudaba a todos, si cuidaba a todos los príncipes que enloquecían por conseguir su amor. Ella los quería, pero no estaba enamorada; ella los quería porque era muy sensible, y amaba a la humanidad, y no podía ver a nadie sufrir sin ofrecerle sus brazos y su hermoso calor para que esa persona no sufriera más.

Una vez la princesa creyó estar enamorada, de el príncipe Cisco Pócrita, él le hizo muchas promesas hermosas, y la princesa lo aceptó; por él sentía algo extraño, estaba enamorada, es cierto, pero uno puede enamorarse de alguien que no ama ¿cómo es esto posible? Porque uno puede creer que las personas dicen la verdad, pero luego, al conocerlos, todo se puede convertir en una mentira.

El príncipe Cisco le mintió mucho a la princesa, él no estaba realmente enamorado, pero como la princesa era muy hermosa, mintió para poder tenerla. ¿Por qué los príncipes quieren tener a alguien que no aman pero que es hermosa? Porque a veces, las personas, de tanto mentirle a los demás, se terminan mintiendo a sí mismos, y hasta llegan a creérselo.

La princesa tuvo dos hijas hermosas con ese príncipe malvado y cobarde, fue una noche de luna llena, fue muy difícil para ella ser madre, cuando sus hijas estaban naciendo, casi mueren, tanto la princesa, como sus hijas; los médicos del reino dijeron que pudo haber muerto por no sentirse amada, pero lo único que le dio fuerzas para sobrevivir, fue el amor que sentía crecer dentro de sí junto a esas dos preciosas criaturas.

El príncipe Cisco se sintió poderoso porque ahora el reino estaba en sus manos, la princesa Natalia ahora era una reina, y el creyó que podía controlarla porque ahora, él era el Rey.

Gobernó de forma muy malvada y todos en el reino lo odiaban. En las fiestas siempre decía cuánto amaba a su familia, pero dentro del Castillo ni siquiera miraba a su esposa e hijas. Siempre engañaba a la reina con las sirvientas, y la reina lloraba mucho. El Rey cisco fingía ser un hermoso padre cuando estaba en publico, pero en su hogar, su corazón era insensible y malvado.

El Rey Cisco sumergió a su pueblo en hambre porque los reyes que sólo se preocupan por sí mismos y no aman su reino, jamás son capaces de defenderlo. Entonces, como había mucha hambre en su reino, se hizo aliado de reinos malvados, y se fue a la Guerra en contra de reinos que desde cientos de años habían sido amigos muy queridos. El rey no sólo no amaba a su pueblo y a su familia, sino que también los hacía luchar contra sus hermanos de toda la vida.

Un día el Rey golpeó a la princesa, y ella llorando corrió al bosque. Una lágrima tibia recorría su piel que ya no era blanca como la arena sino morada como la injusticia. Y un niño la vio llorar y se escondió detrás de un árbol, ese niño era el pequeño Raga, un chico que odiaba la Guerra y por eso se fue al bosque, porque no quería lastimar a nadie. La princesa se quedaba viendo una mariposa amarilla, llena de vida y de esperanza, las mariposas primero son gusanos, y la princesa pensaba en lo hermoso que era brillar luego de haber estado en la oscuridad. La mariposa voló y se sentó en el hombro del pequeño Raga, él tenía la boca abierta porque jamás había visto a una mujer tan hermosa, y cuando ambos se miraron por primera vez, descubrieron que debían amarse para siempre.

-¿Quién te hizo daño?

-Alguien que me ama, decía la princesa sin creer sus propias palabras.

-Sólo las personas hermosas lloran, y sólo las personas malvadas hacen llorar. Las personas buenas a veces también hacen llorar, pero no es porque quieren, a veces es porque tienen miedo. Quien te lastimó,  ¿Tenía miedo?

-No lo sé, pero me duele mucho.

-Toma, es mi flor favorita, se llama Violeta, ella te protegerá, siempre me ha protegido.

-¡Pero quién te protegera a ti si me la das! Exclamó la princesa.

-Desde que he visto tus ojos, ya no necesito que me protejan, ahora soy un hombre, ahora yo debo protegerte.

¡Y se escucharon los furiosos sonidos de los caballos del Rey acercándose para capturar a la reina!

-Escondete, nos veremos de nuevo, no olvides tu palabra, caballero del bosque, debes protegerme.

Y el pequeño Raga supo en ese momento que jamás volvería a ser pequeño de nuevo. Ahora tenía un deber, una causa. Y toda persona con una causa, puede seguir siendo un niño en su corazón, pero al mismo tiempo, se convierte en un hombre. Porque todos nos hacemos hombres cuando conocemos el honor y el amor.

El pequeño Raga jamás tuvo más amigos que sus flores, y debía aprender a manejar la espada para proteger a la princesa. Pero había un problema. El pequeño Raga tenía mucho miedo a las Alturas y al sonido de las espadas, y en ese instante se sintió muy mal, porque había deseado hacer realidad unos sueños que eran imposibles, y se puso a llorar. Todas sus flores se acercaron, y quisieron besarlo y cuidarlo y protegerlo, pero él se fue, porque siempre se había sentido solo y no le gustaba que nadie lo ayudara ni que lo viera llorar. Y como sus lágrimas jamás tocaron el pétalo de sus flores, ellas se marchitaron y murieron.

“¡Oh, qué he hecho, por mi miedo he destruido todo lo que tenía en mi vida! Nunca he tenido amigos, sólo he tenido la sombra de los árboles, el canto de los pájaros y los besos de mis flores ¿qué seré ahora que he perdido todo lo que tengo?”

Se puso muy triste y su barba empezó a crecer, también su cabello, ahora tenía una larga barba y unos hermosos rizos negros “¿qué me está ocurriendo?” pensaba “¿Por qué ya no parezco un niño?” entonces recordó los ojos de la princesa, y ese precioso deseo nacía de nuevo en su corazón. “¿Qué sería la brisa sin los deseos? ¿qué es el agua, qué es la vida sino el deseo de sí mismo? No puedo rechazar mis deseos, no puedo contener el mar entre mis manos. Sólo puedo volar, sólo puedo vivir mi sueño hasta el final”.

Raga empezó a sentir el sonido de la espada, y ya no tenía miedo, sólo tenía miedo cuando al escuchar ese sonido, en su mente aparecían imágenes de sus brazos o piernas siendo cortadas por una espada, pero cuando el sonido de la espada y su deseo, se hacían una sola cosa, entonces él no pensaba, porque la espada y él eran uno, cuando estaban unidos por la fuerza de los sueños y del amor, y no separados por el miedo y el pensamiento.

¿Cómo superaría su miedo a las Alturas? Si quiere estar a la altura de una reina debe volar muy alto. Entonces observó a un pájaro azul gigante que asustaba a los otros pájaros, y luego un pajarito rojo y pequeño, menos hermoso pero más valiente que el pájaro azul, impulsaba por la fuerza de sus propias alas, espanto al malvado pájaro hermoso y azul, y entonces Raga comprendió que el secreto para poder volar estaba en sentir tus alas con el corazón, porque la primera vez que un ave vuela, lo hace pensando que puede caerse, pero una vez que se comprende el poder de sus alas, ese día todos sus miedos se esfuman por la arrolladora fuerza del amor.

Raga amaba a la princesa y por su amor se hizo el guerrero más asombroso que jamás haya existido. Él regreso al reino con su espada en la mano y derrotó a todos los malvados que eran los guerreros del rey, hasta que llegó al trono, pero el Rey cobarde había desaparecido. Todos lo observaban asombrando a este guerrero, que solo, había derrotado a la Fuerza Real “¿de dónde saca tanta fuerza?” preguntaban todos, “del amor” decía la Reina, mientras lo veía caminar lentamente hacia ella, con sus ojos llenos de sueños y amor.

Por primera vez en toda su vida, Raga sonrió, por primera vez en su vida era feliz. Su sonrisa era la más hermosa del mundo, era la sonrisa de alguien que había conocido el amor verdadero. Entonces empezó su discurso:

“Amigos, hermano, compañeros. Un rey malvado nos ha puesto en Guerra y en hambre, somos hermanos ¿ya hemos olvidado el amor que este reino tuvo alguna vez? Si lo han olvidado, qué bueno, porque yo les vengo hablar de un reino mejor que el que jamás hemos tenido, y es el reino del siempre empezar. Yo vengo a hablarles de cosas imposibles porque de las posibles ya nuestro antiguo Rey nos dio demasiado. ¡Vamos, levántense, hermanos, sequen su sangre y sequen su polvo! ¡Hoy les habla la voz de un hombre que amó sus sueños y hoy los tiene entre sus manos!”

Dijo esto mientras se acercaba a la reina y se arrodillaba para besar su mano.

“Sólo he hablado dos veces en mi vida, una fue para soñar, y otra para hacer mi sueño realidad. Usted, reina, mejor que nadie sabe lo que puedo hacer por lo que he amado, es usted la razón de mi fuerza, es usted mi reino. Este reino brilla de alegría con su bondad, y yo brillo de ternura por su amor. No tengo sangre real pero tengo sangre pura. Este pueblo que usted ve, es un pueblo de gente buena, nuestros reyes nos han traicionado, pero nos tenemos los unos a los otros. Reina mía, no temas más, te protegeré con mi vida de todos nuestros enemigos. Reina mía, no me abandones, ámame, ámame y me ganaré tu honor devolviéndole la paz al reino.

“Es ahora el momento, Reino del Todavía, es hora de que seamos el Reino de Siempre empezar. ¡Síganme, síganme todos, que esta sea la última batalla, la que nos de la paz para siempre y la que haga descansar nuestra seguridad en la infinita bondad de nuestra reina!, Y yo, amigos, hermanos, yo protegeré a la reina con mi vida, ¿ustedes están conmigo?”

Y todo el reino se levantó en ovación, habían comprendido que un reino no se gobierna con sangre sino con amor, y que las palabras de este extraño hombre, eran algo jamás escuchado antes por ellos, por primera vez en sus vidas, les hablaron con la fuerza del amor.

-Oh, guerrero, valiente Raga ¿qué sería de este reino sin ti? Te extrañé tanto, te amé tanto.

-Amada reina, es hora de irme.

-Antes de irte a salvarnos, tengo algo para ti.

Y la reina soltó un beso en los labios del valiente caballero, y coloco su flor violeta en tu pecho, y al guerrero no le cabía tanto corazón en una sola armadura.

El Reino de siempre empezar fue victorioso, y en honor a su victoria, Raga, el guerrero del bosque que los liberó, se llamó Victor, que significaba victorioso, y también Hugo, que significaba hombre honrado. Y Victor Hugo Raga fue un rey que gobernó con amor, y cuido a las hijas de la princesa, con tanto amor, que ellas compartieron con él su secreto oculto, oculto hasta para el antiguo rey Cisco Pócrita, y era que las princesas y la reina, al dormir, se convertían en flores, porque la leyenda estaba escrita, y decía que cuando apareciera el guerrero correcto, se convertiría en Rey, y sus hijas y su mujer, se convertirían en flores enamoradas. Y el pequeño Raga podría ser niño cada noche, y desde ese día y para siempre, jamás volvió a pasar una sola noche sin dormir en un hermoso bosque de flores, que eran sus amadas, sus preciosas niñas, las tres flores que le daban color y vida al reino.


FIN.



La vida es bella (borrador)

La decepción.

A veces, no es evitable. De hecho, mientras más trato de que se vaya, más regresa. La decepción para un producto de la voluntad, porque la voluntad es un producto del deseo y el deseo contiene en su esencia una inevitable decepción.

Puedo decir que esto transcurrió mientras me duchaba y la tibia agua mis ensoñaciones desataba. Pero no es responsable el agua, sino, las circunstancias, que han desarrollado ese exceso de pensamientos a fuerza de falta de todo lo demás.

La puntualidad.

Pensaba en algo que ella me contó, que era muy impuntual. Y yo iba tarde y eso me hacía enojar y detesto trabajar bajo presión porque todo me sale mal y me distraigo cuando se supone que debo hacer algo. Trabajar bajo presión es someterse al miedo, resignarse, y no soporto eso.

Imaginaba que ella llegaba tarde a un encuentro nuestro y que me iba molesto y empecé un monologo en donde le justificaba a ella por qué me había marchado cuando era la hora y no había aparecido, y lo enormemente irresponsable que era la impuntualidad.

Luego la perdonaba y era misericordioso. Pero me he dado cuenta de que el conflicto era lo que el cerebro buscaba. El cerebro sentía necesidad de ese ser y pensaba o ha aprendido que cuando manipula a los otros seres, consigue lo que busca. Esa malcriadez se ha desarrollado en el cerebro desde la niñez, y estaba operando en este momento, en las fantasías.

El evento.

En la ducha había tomado lugar una fantasía asomando las posibilidades de lo que podía ocurrir en el evento (fantasías involuntarias, automáticas al sentir el agua). Y el evento fue muy diferente y la desilusión tomó lugar y el mal humor lentamente empezaba a empañar todas las cosas. Al terminar el evento, cuando nos dirigíamos al siguiente, gastamos bromas e hicimos vídeos divertidos, pero evidentemente eran un síntoma de inseguridad y de timidez, la mente quería despejar de alguna forma su mal humor, pero era inútil a mediano plazo.

El trayecto.

La atención del conducir le brindaban a la mente un descanso efímero de tener la mente ocupada, le incomodaban las distracciones de su hermano y respondía pocas veces aunque muy amables, era un momento de concentración, tal vez no de atención, se deleitaba de vez en cuando con el mover de los árboles y del cielo, y estaba seriamente entregado a la tarea de llegar a ese sitio hasta ahora desconocido para ambos. En el trayecto hubo una ciudad, y se imaginaba lo fácil que sería hacer amigos y tener trabajo en un sitio así, y las posibilidades le amargaban, porque eran irrealidades, eran idealizaciones, mentiras que le torturaban al ofrecerle escapes.

El taxista.

Estaban llegando a la escuela donde sería el concierto, entraron por una puerta, había un par de negros que la mente instantáneamente hizo evocar imágenes de malandros en Venezuela, de recuerdos delictivos, y al final, como para complacer al publico imaginario que siempre presencia todos los monólogos que la mente reproduce, hizo un discurso acerca de los prejuicios y el racismo, etc.

Entraron a una puerta y un montón de colegialas semidesnudas produjeron en la mente un ardor que quiso reprimir y esa represión se transformó en amargura. Le preguntaron a un profesor sobre el concierto, y les indicó como llegar. El hermano luego recordó las instrucciones del profesor, y la mente empezó a fabricar chistes acerca de cómo puede ser tan tonto y despistado, pero los chistes eran ingeniosamente disimulados, así que no hirieron a nadie. En el transcurso, un carro con un latino y un niño gringo vestido igual que el hermano, se detuvo y preguntó por la entrada del concierto, el niño gringo tenía cinco dólares en la mano, y la mente pensó que era el vuelto que le dio el taxista al gringo. El taxista al darse cuenta de que el inglés del hermano era ininteligible por su balbuceo, cambió a español, la mente trató de hablar en inglés, pero cuando trata de hacerlo no le sale tan fluido como en la mente, porque no tiene cómo practicarlo, y la materialización, sabe la mente por su oficio de escribir, sólo toma lugar con la práctica. El taxista les preguntó si quieren que los lleve hasta la entrada, hacía un calor del demonio, la mente dijo que sí y el hermano dijo que no, simultáneamente, casi sin comprender la pregunta del todo, respondiendo como por impulso.

Se montó primero la mente y luego el hermano, y el taxista preguntó si se conocían el niño gringo y el hermano, ambos dijeron que sí, y se exaltó preguntando por qué no se saludan si se conocen, y ambos no supieron que responder, y Raga se transportó a esos años adolescentes donde todo era tan complicado entre todos y nadie sabía de verdad muy bien por qué.

Raga, -La mente aquí ya empezaba a sentirse Raga- , empezó a preguntarle al taxista sobre su nacionalidad, agregó comentarios acerca de los puertorriqueños que sabía por Kelly Diaz que le agradarían a cualquier puertorriqueño, el taxista asintió y agregó otros detalles igual de superfluos y generales y comunes en casi todas las culturas del caribe, antes de bajarse Raga le preguntó si el era taxista. Y el viejo -ya aquí hay que decirle así, sabrán pronto porqué- lo miro como ofendido, como diciendo, qué te pasa, soy latino pero no soy latino, es decir, no soy esa poca cosa. Y Raga trató sinceramente de disculparte y se excuso -que era cierto- diciendo que el quería ver si podía trabajar de taxista y tenía preguntas. El Taxista que ya no es taxista sino un viejo, se calmó, sonrió con ironía y se fue como pensando para sí: taxista, yo, ¿puedes creer?

La corbata.

Entraron a un salón donde los niños se ponen las corbatas, y el hermano, que tiene un grado de Asperger, resaltaba por su incapacidad para comunicarse con naturalidad, sus ademanes eran exagerados y se notaba la ansiedad de quien quiere tener amigos pero no halla cómo entrar en el grupo. El niño gringo del taxi lo miraba como lleno de odio, y la mente -aquí había dejado de ser Raga- observaba atento cómo los niño lo observaban, como algo extraño, al igual que en el Segado observaban con algo de lástima a los estudiantes con parálisis, o en Fe y Alegría a los estudiantes con cáncer, no sólo lástima, sino además, la sensación como de querer burlarse y saber que no es correcto, es decir, la seguridad de que se estaba con un ser diferente. Pero en el otro chico, era diferente, me refiero al chico que tenía maestría par el repugnante arte de atar corbatas. Y ese miraba a el hermano como un tonto, pero como un tonto amigo, y era adorable. Luego el hermano se percató que Raga estaba ahí, y lo miro como diciendo: qué haces aquí, me avergüenzas, ya no soy un niño, vete.

Y Raga se marchó resignado de lo perfectamente estúpido que era su sangre. Entró al baño, sus rizos estaban secos, el baño estaba solo, sintió una revelación, y empezó a mojar su cabello, sus rizos volvían a cobrar vida, estaba solo y niño y puro a la vez, y se veía hermoso en el espejo, y estaba perdido en su propio encanto.

Qué distracción.


Llegaron temprano, habían pocos padres, no había donde sentarse. Muchos no tardaron en sentarse en piso, en sumergirse en sus teléfonos. Un niño parecía enfermo de modernidad, enormes audífonos, haciendo ruidos molestos, como queriendo perturbar a todos. Una pareja de esposos negros, cada uno en su mundo, tan cerca y tan lejos. Sólo un grupo de personas hablaba entre sí, interrumpiéndose incesantemente para ver el teléfono, ese mundo era el importante, y lamentablemente, en ese mundo era donde todos pensaban amar a Raga.

Aquí debo empezar a hablar en primera persona, porque la voz literaria me exigía salir. Había un chamo y un chamito, ambos latinos, nacidos aquí, lo noté por su acento. EL niño le preguntaba al otro por qué no estudiaba, y el otro no respondió concretamente, tal vez avergonzado, y Raga se sentía identificado. Luego empezó a poner a todo volumen predicaciones evangélicas, y Raga prefirió regresarse a la sala de padres sin silla.

Llegó una niña bellísima, eran dos, pero la otra no tenía gran belleza. Ambas semidesnudas, como es costumbre en verano. Raga se amargaba un poco, reprimido tal vez, de no poder tener lo que sus cuerpos le exhibían. La más guapa empezaba a enfearse en cada instante. Su belleza era quietud, era una foto. Pero al moverse, al tener gestos, al mirar a todos lados, ya no era belleza. Porque la belleza en la cuál nos movemos es irreal, es una foto en redes sociales y no un ser vivo, en especial la belleza femenina, la belleza femenina es la mayor mentira. Porque ni siquiera las mujeres son tan femeninas como pretenden serlo, la feminidad no es natural, es sintética, pero nos molesta aceptarlo.

La chica no tan guapa saludó a un negro algo tímido y ella justificaba ante su amiga un poco avergonzada, porque la chica no tan guapa, como pasa en los tímidos que hablan demasiado, hizo un saludo muy enfático y el negrito algo reservado simplemente la saludo y siguió tal vez estresado por ir tarde.

Decidí salirme, y el día estaba hermoso, brisas, hojas, nubes, cielo azul y sol. Pero algo pasó, este cuento empezó a escribirse, y me salí de la belleza. Empecé a hacerme ideas e ideas de todo lo que pasaba, y era insoportable. Narrava en mi voz todo lo que ocurría, y dejaba de vivir para pensar y pensar incesantemente.


El concierto.

Llegué al concierto, de mal humor, pero la música me daba sueño y luego me daba vida. Todo me parecía hermoso, Raga y sus deseos y su pasado no existía, todo simplemente era, y eso era maravilloso.

Atrás de mí un niño bailaba, y era bello, era bello verlo y era bello el niño. La madre me encantaba, su sonrisa era dulce, y luego se le salió la falsa sonrisa dulce y se empezó a reír como una idiota, y eso era mucho más bello. Quería acostarme con ella, quería ser el padre de ese hijo, quería todo eso y no tener que negarlo me llenaba de dicha.

El niño se acercó a mí, lo miré, él se asustó, se volteó y se puso boca abajo, como diciendo: aquí soy invisible. ¿cómo no ser invisible? si con esa belleza y ese hermoso cabello amarillo y suave, todo lo que me digas te lo creo.

Y siguió el concierto, las promesas, las despedidas, el tambor con forma de caja, el piano, los niños cantando pésimo, los profesores dando premios ¿por qué premiamos? ¿por qué comparamos a los niños?

Los premios

Pensaba en que en la escuela, siempre, antes de dar un premio, la descripción del alumno premiado era tan general como un horóscopo. Y yo pensaba que podía ganar, porque veía en mi esa bellas virtudes que nadie tiene pero todos nos convencemos de que tenemos porque nos estimula creerlo. Y siempre el premio era para alguien más, alguien más adulador con los profesores, alguien más hipócrita, alguien más sometido a la autoridad, alguien más normal y no yo.

Me sorprendí porque donde yo estaba sentado, era una fila donde no había nadie, sin saberlo buscaba la soledad, sin saberlo observaba todo desde lejos. Y no había cerca de mí más que una familia de asiáticos, dos chicos dormidos (como no dormirse con el canto de un coro), y la mamá del niño amarillo que se vestía como un gringo en un safari.

Prejuicios


Se subió a la tarima un gordo calvo, y un negro. Los había visto cuando salí a tomar aire, pensaba en que el negro se peinaba sin cesar un afro que por más que le daba el peine, parecía inmutarse. Y el gordo enormes y calvo solamente arriba. Con flores, imaginé a la pobre mujer recibiéndolas y pensando: oh, son tan linda ¿por qué me las tiene que dar el gordo feo este? ¿por qué los guapos no son así?

Pero el gordo era otra cosa, su forma de hablar en el escenario, las flores eran regalos para los profesores, y el negro que parecía vanidoso, era tan tímido que ni pudo hablar.

Y me sentí terrible, terrible de ser la prisión en donde me encuentro, de tener tanto prejuicios y de creer que son ciertos sólo por tener la sensación de estar seguro si me refugio en ellos.

El regreso


El hermano me contaba que el niño gringo del taxi sufría mucho cada vez que cantaban una canción de un soldado que murió y le escribió una carta a su padre. Salía de las practicas y se ponía a llorar, el niño estaba lleno de odio, había perdido a su padre, y se aferraba a ese dolor como ahora yo me aferro a estos prejuicios que me destruyen.

Un carro nos pasó muy de cerca, sentí deseos de mover el volante, estrellarme con él. Acabar con todo esto que me tortura. Y tenía que decirlo, tenía que admitirlo, quise suicidarme. El suicidio es el propio ego incapaz de soportarse a sí mismo.

El ego tiene que morir, pero no luchando contra él, sino comprendiéndolo. Y por eso vine a escribir esto. Porque siento, porque tengo problemas, y negarlos, no me hará resolverlos.

miércoles, 1 de junio de 2016

Vuela con Raga

No idealices a Raga
por ser profundo
por ser poeta
por hacerte feliz.

Raga está muy solo
irreparablemente solo
y no puede confiar fácilmente en nadie
siempre que trata de ser sincero
con quien lo trata de consolar
lo lastima
y luego Raga se siente mejor
pero esa persona
continúa su vida
profundamente herida

Raga no sabe decir lo que siente
su único lenguaje son las lágrimas y los poemas
Raga no es malo
simplemente es indefenso
y está demasiado acostumbrado
a caminar sin compañía

No idealices a Raga
es fácil romper con la influencia externa
que los otros tienen sobre nosotros
pero es todo un desafío
romper con las cadenas internas
profundas
y muchas veces dormidas
que nos han acompañado
y hecho sentir seguro
un largo trayecto de nuestras vidas.

Raga apenas acaba de descubrir el amor
tal vez quieras compartirlo con él
hay cosas muy lindas
que podemos hacer los dos

No recuerdes a Raga
por favor
el aprende tantas
pero tantas cosas
cada día
que cualquier recuerdo de él
crearía una enorme barrera entre los dos

No idealices a Raga
vuela con él
y juntos
reinventence
los dos.

Raga: Poema feminista a una mujer superficial

Te crees la gran cosa
por presumir de sensual
te crees muy libre
por ser muy puta
pero lo siento, amiga
eso nada tiene que ver
con la libertad
puta es
toda mujer y todo hombre
eso, querida
es más una cuestión hormonal
y peligroso sería
si fuese
algo más.

No, mi cielo
no eres especial
no hay cosa más común y mediocre
que mediante los placeres
de nuestros problemas
escapar

Y además
nadie es sensual
de forma original
imitas lo que vez en las películas
te dicen qué es ser buena
qué es estar presa
y te dicen cómo debes escapar
tonterías
y nada más


Eres infeliz
y quienes venden sueños
y prometen
mediante sus fórmulas
salidas
soluciones para escapar
no saben nada
no te dejes engañar
si quieres llegar
al fondo de todas las cosas
primero, niña mía
debes dejar de escapar
debes dejar de imitar

No eres libre, ni eres feminista
el feminismo es algo serio
tú sólo quieres ser reconocida
como la diosa de un artista

Los hombres han oprimido
desde milenios a las mujeres
ellas pueden ser diosas o musas
esclavas o madres
tierras prometida y crueles arpías
pero jamás
lo que realmente son
porque la historia de las mujeres
es la historia de los hombres
y su imaginación

A mí, cielo, no me vas a engañar
se que te tiras pedos
que a veces la fruta te huele a queso
que en la mañana de tu boca salen muertos
que te bañas como una bestia
y no como una diosa sensual
puede ser grotesco lo que digo
porque cuando se trata de mujeres
a nadie le gusta la verdad

Tienes razón
no lo niego
las mujeres han sido sometidas
reprimidas
dejadas en cautiverio
yo pasé por todo eso
yo fui una mujer abnegada
y me avergonzaba
pero no
lo opuesto de la opresión
no es rebelarse
el rebelde se suelta
y lo primero que hace
es buscar cadenas
mi cielo
la libertad va más allá de todas las cosas
porque uno mismo
es la cárcel
de la que trata de escaparse

no, mujer,
no me prometas paraísos cuando cruses tus piernas
la verdadera dicha no es algo que se pueda dar
ni es algo que se pueda imaginar
baña todas las cosas
pero los desesperados
en llenar sus vacíos
no las pueden mirar.

Ta tá.


Poema de amor: Niña del silencio.


                                                 Dedicado a todas las flores que sembré, y no nacieron.



Niña silenciosa que apareces en mis sueños
te enredas como la dicha que se ha perdido
otro, será otro quien goce las maravillas
que alguna una vez te crecían de los ojos
estando conmigo.

Niña silenciosa que apareces en mis pesadillas
trato de controlar, porque me aterra perderte
eres maravillosa y es cruel que tu dicha
que parecía tan mía
ahora aparezca en otra boca.

Niña silenciosa que apareces en mi historia
sigo siendo el mismo, y me duele, no serlo contigo
tal vez es una obsesión de aterrizar en ti
la que me hace perderme en abismos
cada vez que doy un brinco.

Niña silenciosa que sonríe
con esa fuerza sobre natural
que compone tu belleza
esa sonrisa hermosa que no soy capaz de embellecer
tocarla con mis manos o mis palabras
la haría perecer.


Es tu sonrisa en sí misma
la tierra sin caminos.

Niña silenciosa que una vez rompiste tu profético silencio
me cantabas "al final de este viaje la vida quedará"
y en ese momento fui feliz, la verdadera dicha, no se puede fingir.

Pero niña silenciosa, ya no te nace nada de eso
no sé qué fuerzas corrompieron tus besos
seguramente fui yo
incapaz de callar mis miedos cuando me piden ser escritos
seguramente fuiste tú
incapaz de no verte en mis palabras
así como te veías en mis sonrisas enamoradas.

Me pregunto si será otro el que evoque tu cantos
me pregunto si será otro el que muera en el intento
de poseer tus labios
no te deseo felicidad, la felicidad se aleja de cualquier deseo
pues mira tu silencio y tu sonrisa y tu canto
que nacieron sin esfuerzo
y mira dónde ahora está
tu amor
tu roce
y tu ternura...


          que tanto deseo.







martes, 31 de mayo de 2016

La juventud.

Te quería contar algo, una escena bien curiosa que aconteció. Estaba a punto de empezar a jugar con Kike, y de casualidad me vi reflejado en su espejo, y lo que tomó lugar no tiene nombre, pero intentaré describirlo para ti, fue muy intenso.

Me observaba, y me veía tan hermoso, no lo digo vanidosamente, no es como decir: oh, sí, eso soy yo y qué bello soy. Eso no es hermoso, es estúpido. Quiero decir que por un instante me descubrí como si fuera la primera vez, me observaba sin ser yo quien me observara, era tan hermoso. No me veía como un niño, ni como un hombre, simplemente me veía como esa criatura que sólo podía ser eso, sólo podía ser eso en ese instante.

Mi cabello estaba mojado, mis rizos preciosos, negros, brillantes, definidos. Se me eriza la piel de recordarlo. Mi dedo se metía en mis rizos y los enroscaba una y otra vez, qué éxtasis era tocarme, qué dicha sentir ese suave cabello entre mis dedos que se sembraba, como un beso, por la sensibilidad de mi cuero cabelludo.

Mi barba estaba recién podada, sin forma, simplemente un desorden uniforme, y mi mentón era tan hermoso, y la sombra oscura de mis lentes le daban un contraste incontenible a todo mi rostro. Me daba cosquillas en el abdomen ver esa belleza, esa belleza que no es mía, esa belleza que es belleza, y por eso me encanta, y no me la tomo personal, sino que me la gozo, como se gozan todas las cosas irrepetibles e inenarrables.

Mis labios eran hermosos y gordos y rosados, y me observé observándome y me sorprendí de sorprenderme y fue hermoso ¿no es hermoso tener la capacidad de sonrojarme y sentirme timido con mi propio reflejo? Mi sonrisa se abría como un sobre blanco y limpio y de olor delicioso, mis dientes brillaban con el olor de un libro nuevo, y esa sonrisa era tan tímida que se veía tierna y a la vez muy tonta

La juventud ¿realmente la comprendemos? ¿realmente la sentimos? una vez una compañera me dijo que ella vivía intensamente, que su lema era vivir intensamente y morir joven. Qué mujer más soberanamente estúpida. Toda su vida era hacerse daño por la opresión que sentía ante sus padres. Decía que no le importaba lo que el mundo pensara pero cuánto le importaba dejarle claro a todo el mundo eso. Creía que era joven sólo porque se drogaba, porque tenía miedo, porque huía de sus problemas con libros y drogas y había desarrollado una fobia al dolor que la hacía irremediablemente infantil.

La juventud es otra cosa, la juventud es más que eso. La juventud no es la edad, es la capacidad de sentir. Qué importa si eres anciano, cuando tu mente es siempre nueva. Cuando no te acostumbras a las cosas, cuando puedes verte al espejo y sonrojarte como si jamás lo hubieses visto. Pero no, la juventud no es una filosofía inventada por Raga, un idea tonta que se le ocurre a la inquieta imaginación de ese niño soñador, la juventud está ahí, y te sorprende, te abraza, te besa, siempre y cuando no tengas tu mente ocupada en otra cosa.

Oh, esos que dicen llamarse jóvenes sólo porque tienen miedo del tiempo que vendrá. No saben gozar de un niño (no sólo de los niños nuestros, sino de todos los niños que aún sus padres no vuelven monstruos, no los vuelven idénticos a ellos), de una flor (hablo de realmente gozarla, no de tomarle una foto para que medio mundo sepa cuánto las gozas), de tantas cosas que uno no busca, que uno no inventa, de tantas cosas que están ahí y tú simplemente te sueltas y ellas empiezan a aparecer incesantemente sin que las desees; no aparecen cuando las buscas, aparecen cuando no buscas nada, cuando no te ocupas con nada, cuando eres nuevo y libre, esa es la juventud, la frescura de sentir sin anhelar.

Oh, y cuánto nos importa poseer ¿no es así? y pensar que parece que nos amaramos todo el tiempo hasta que tratáramos de hacerlo, de poseer el amor, de entregarlo, de esforzarnos para convertirnos en un dador o dadora de amor. No, eso no pasa así, cuando hay amor, no hay amantes, cuando hay amor, sólo hay una entrega sin fin, una entrega que se justifica a sí misma. Y no termina ni comienza nunca, y eso es tan maravilloso, y tan imposible de escribir, porque las palabras que tratan de dar amor, sólo dan su sombra, su ceniza, y por eso es tan bello amarse. Amar es ser joven, todo lo demás, es envejecer.