miércoles, 13 de abril de 2016

Raga, las parejas y el amor.

Me he dado cuenta de que se ha creado una imagen alrededor de mí que impide realmente que sea comprendido; por un lado es la imagen del arrogante y por el otro la imagen del mujeriego. Ambas cosas han sido ciertas en ciertos periodos de mi vida, no obstante, crear una imagen o definición a partir de eso me parece muy poco inteligente.

Este texto pretende dar un poco de luz a la forma en la que mis relaciones se han ido formando, las relaciones que incluyan un factor erótico, quizá porque es muy desagradable que queramos ver todo lo que nos rodea a través de la pupila del prejuicio. Mi amiga Kelly me ha sugerido ser menos como estoy acostumbrado a ser y tratar de ser más simple, de poder llegarle con más facilidad a las personas, es por eso que en este texto tengo la intención de ser un poco más intimo, sin de justificarme ni analizarme, sino compartirme, abrirme a quien quiera verme.

¿El amor se mide por pasado, presente y futuro? Quizá debamos empezar por esto, ya que, un prejuicio muy común es creer que nos importa más alguien cuando tenemos mucho pasado con esa persona, o por el contrario, mucho porvenir. Recuerdo que en mi relación con C.G. , una intelectual norteamericana, todo lo que hacíamos en el presente era destruido por lo que nuestras mentes proyectaban para el futuro. Para ese entonces, vivir el presente era para mí una idea o ideal, y no realmente algo que hiciese en todo instante, algo que viviese. Habían muchos pensamientos en mi mente que me avergonzaba aceptar, y el problema de no aceptar algo es que no se puede cambiar. Un pensamiento que surgía era ver a esa mujer como una salvación, como alguien con quien me podía casar y así adquirir un estado legal que me permitiera vivir de una forma diferente. Estás sensaciones no eran todo el tiempo, pero el deseo de que eso ocurriese me hacía distorsionar la figura de esa mujer, y crearle atributos que no tenía, desear cambiarla, que se adaptara a eso que mi mente quería. Quizá el principal problema de lo que llamamos amor, es que no nos enamoramos de las personas sino de la idea que tenemos de ellos, de lo que deseamos que esa persona sea y no de lo que realmente es.

El pasado y el futuro no son muy diferentes, nos sentimos identificados con el pasado y creemos que eso somos y por eso adquiere una importancia tan tremenda en nuestras vidas. En el pasado, en las definiciones, descansa una ilusión de seguridad producto del placer de la memoria y la comodidad. El futuro es el pasado proyectado a través de los deseos, por lo tanto, vivir en el futuro y vivir en el pasado sencillamente no es vivir sino aislarse de la vida. Y he notado que las relaciones de pareja se miden por estos dos aspectos, pasado y futuro.

¿El amor se puede medir? Esta es una pregunta muy seria, por favor, no salgan corriendo a disparar la primera frase que se les venga a la memoria, ni afirmen ni nieguen ni se sientan aturdidos por no saber qué responder. Vamos juntos a ver esto: ¿qué es lo que mido cuando mido al amor? ¿Comparo una idea con la otra y veo cuál me produce más placer? Bueno, vamos más lento porque siento que no me estoy comunicando muy claramente.


Si yo digo que Natalia es más que cualquier otra persona con la que comparto mi vida, o que Nina es más madura, o Jenniffer más excitante, etc, ¿Qué estoy comparando? ¿Los recuerdos que tenga de cada persona? Es decir, todos nos van dejando recuerdos de momentos que gozamos, y esos recuerdos los medimos, pero ¿eso es lo que esas personas son? Me parece que quien observe esto profundamente no puede hacer otra cosa que desecharlo, evidentemente necesito el recuerdo como una cosa funcional: recordar sus nombres, lo que me dicen, etc, etc. Pero ¿por qué es necesario que me identifique con el recuerdo? ¿Por qué tengo que decir: eso es lo que soy o lo que ella es? ¿Si están conmigo en esto? espero que por favor puedan verlo. Es muy, muy importante, porque todas nuestras relaciones que tenemos con los otros se basan en eso, en el recuerdo, y por lo tanto, perdemos la sensibilidad ante los otros y ante nosotros mismos, y sin esa sensibilidad no hay capacidad para comprendernos, para amarnos, no con el pensamiento sino con algo que va más allá.

Estos temas siempre se quedan cortos, hay tanto pero tanto para decir al respecto, se supone que iba a describir mis relaciones pero es que si no se entiende primero que el pasado y el amor no son lo mismo, entonces no tiene sentido seguir adelante.

¿Recuerdan la gringa de la que les hablé más arriba? Nuestras creencias y sueños son producto del pensamiento, de los deseos, de la memoria. Al igual que lo es nuestro egoísmo, porque el egoísmo es una imagen que tenemos de nosotros mismos, un pasado con el que nos sentimos identificados y esa imagen, al existir, inmediatamente se pone en conflicto con los otros, con el mundo. Ningún ser humano egoísta puede sentirse parte del mundo, siempre va a ver el mundo como algo ajeno a él, algo de lo cuál tiene que sacar el mayor provecho posible. Y eso es lo que buscamos en las relaciones de pareja, sacar provecho del otro, ver al otro como una fuente de seguridad y de placer, y por eso el otro se vuelve para mí un objeto, una necesidad, y si estoy atrapado en eso, entonces no puedo amar a ese ser, simplemente me aprovecho de él, y a eso le llamo amor. Sin saber que ese aprovecharme lo que hace es destruirme, hacerme insensible, incapaz de sentir, quedar preso en un patrón mental al que llamo "mi novia", o "mi amante", o Giahanna o Jessica o Miguel. Etc.

Entonces, para terminar esta entrada, la pregunta que surge es la siguiente: ¿puedo amar a? Es decir: Amo a mi novia, a mi amante, a mi madre, a mi país, al Dios que he inventado, a una ideología, a un escritor, a un libro, etc. ¿Qué no acaso cuando digo amo a, no estoy amando simplemente una idea, un pensamiento que tengo en mi memoria acerca de esa determinada persona o cosa o actividad? Es decir, que las cosas vivas se vuelven objetos, imágenes, cosas muertas, y por lo tanto no me relaciono con algo vivo, con lo que esa persona realmente es, no observo a esa persona totalmente, sino que la observo corrompido por la memoria, por el ayer, ese ayer que me hace tener una imagen o definición, tanto de mí mismo, como de los otros.


El primer paso y el único es desechar toda imagen tanto de mí mismo como de los otros, porque el placer proviene de la memoria, es decir, del pensamiento. Pero el amor no, el amor no proviene de ninguna parte, simplemente aparece cuando la mente se encuentra en un estado de quietud total, y ese estado es la belleza. Pero la mente suele estar inquieta, asustada, creando imágenes para perseguir placer a través de ellas y sufriendo tan hondamente como todos ustedes saben muy bien cuando esas imágenes -más tarde o más temprano- se revientan al no coincidir con la realidad.

Ninguna imagen puede producir seguridad real, sólo puede producir una ilusión, algo para dormirme y estimularme y olvidarme de todo de forma temporal. Pero la verdadera seguridad sólo ocurre cuando no hay absolutamente ninguna imagen, cuando mi mente comprende que la seguridad se encuentra en el cambio y no en la definición, cuando nos comunicamos con las cosas con total sensibilidad, sin que intervenga el pensamiento, esto produce una pasión enorme que no proviene del pensamiento, y es entonces cuando amo. Y luego de amar, de estar totalmente libre de esta cárcel del pensamiento que nosotros mismos hemos construido, es que puedo ver a Natalia o a Jessica, no a través del ayer, del pasado, sino con esta total energía y pasión, que no es producto del pensamiento sino que es el amor mismo y la belleza; luego puedo cocinar, ser mesero, ser jardinero, y todo eso va a tener el arte mismo que es la vida. No al decir: escribo y el escribir me produce amor. Sino amando, y luego de amar, puedo sentarme a escribir, sin sentir que me identifico con lo que escribo en el sentido del que venimos hablando, porque entonces puedo entregarme por completo a lo que hago, y esa entrega en sí misma se justifica, no porque me vaya a producir fama, o beneficios o todo eso que es lo que suele ser el motor del mundo hoy en día. Amar es la verdadera vocación de ser humano, y si escribo o cuido un jardín, eso importa muy poco, porque lo hago con amor, entregado a eso sin que se acumule en mi mente y se vuelvan rutina, me aburra, me sienta preso.


Lo siento mucho, parece que no pude ser personal y contarles detalles de mi vida, no es porque quiera esconder algo, simplemente es porque me parece que he dicho lo más importante. Si ustedes ven esto con total seriedad, y no como un mero entretenimiento intelectual, comprenderán la importancia que todas estas cosas tienen en sí mismas, y da igual si las dice Raga, o Krishnamurti o Cabral o quien sea, porque si ustedes la ven por sí mismos, sienten la verdad, la saborean, la viven... entonces no se creara una tonta imagen alrededor de Raga, por bella que sea, porque cualquier imagen, como hemos venido observando esta mañana, es simplemente un mero obstáculo para el amor.



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