martes, 24 de mayo de 2016

Nadie te ama como yo te odio.

No quiero que me mezas en el coche
al menos que vengas para amarme todas las noches.

Hoy odio cuando me besas
¿por qué a otro ser has dejado entrar
a ese lugar
a donde sólo yo pertenezco?

Si te amó antes de mí
-pues, lo siento.

Es mi abrigo,
mi cálido refugio,
y no lo comparto:
en la más profunda dicha...
No hay amigos.

Hoy me da náuseas el olor a hogar de tus suaves senos.

Te odio mujer hogar, mujer refugio.
Si vas a ser mi abrigo,
no quiero compartirte,
te quiero para mí.
Y nada más.

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